Me gusta ver comedias románticas, pero hay pocas comedias románticas que me gusten. Amigos con beneficios (2011, Will Gluck) es uno de esos raros casos. Probablemente porque es más “comedia” que “romántica” y eso la diferencia un poco del común del género.
A pesar de que tarda un poco en comenzar a contar lo que el título promete –se detiene un poco de más en moldear a los personajes principales para luego poder justificarlos- la trama es inteligente e incluso, por momentos, ingeniosa. Y seamos sinceros: sólo podemos seguir comprando la misma historia de siempre si nos la ofrecen con nuevos condimentos que se escapen de la media. En este caso lograron reunir una pareja protagónica que evidentemente se lleva de maravilla. Ella (Mila Kunis) venía de sorprenderme en Cisne Negro. Él (Justin Timberlake) en Red Social. Y ahora, juntos, vuelven a la comedia con tan buena química que parecieran ser amigos en la vida real. Jamie, una cazatalentos neoyorkina le consigue un contrato como nuevo director de arte de la revista GQ a Dylan, un diseñador de Los Ángeles. Para convencerlo de que acepte el trabajo y se mude a Nueva York, le muestra los lugares más íntimos y más públicos de la ciudad. A partir de ahí, se convierten en grandes amigos y, algunos desengaños amorosos más tarde, deciden dar un paso más y comenzar a tener relaciones sexuales sin ningún tipo de compromiso romántico. Pero qué mejor para enamorarse que tener sexo con la persona que, además, es tu mejor amiga. Es ahí donde comienzan los “estoy confundido”, los “no sos vos soy yo”, los “necesito un tiempo”, pero en formato más ligero, casi sin hacerse cargo del género. Tomándoselo en serio, pero no demasiado a pecho.
Los mejores momentos de la película se los llevan, sin duda, los personajes secundarios: el padre de Dylan es Richard Jenkins (también padre de los Fisher en Six Feet Under), que le suma una pizca de drama interpretando a un hombre que comienza a sufrir los primeros síntomas del Alzheimer. La madre de Jamie es Patricia Clarkson (Whatever Works, Vicky Cristina Barcelona) una mujer que, de tan “despistada” no puede asegurarle a su hija quién es su padre, ni puede evitar aparecer y desaparecer sin aviso de su vida. Y también está Woody Harrelson, un compañero de trabajo gay de Dylan que se empeña en homosexualizar a todos los hombres con los que se cruza.
Una comedia que se construye en base a un buen ritmo, que intenta hablar del género y lo hace bien, pasando elegantemente por el drama sin ser melodramática.