Hijo del sueño bop enloquecido, Jack Kerouac escribió este himno definitivo de la generación beat en solo 3 semanas en un departamento de la calle 20 oeste en Manhattan, en el año 1951. Ocho hojas larguísimas, recortadas (para que entren en la máquina de escribir) y pegadas, que forman un rollo de 36 metros de papel de calcar. A un espacio y sin ningún punto y aparte, el tipo mecanografió seis mil palabras por día y quince mil en el último.
Calificada por la revista Time como una de las 100 mejores y más influyentes novelas del siglo XX, En el camino fue la explosión creativa que catapultó al autor, quien llegó a ser comparado con Charlie Parker por el frenético estilo de improvisación con que desarrolla los hechos, y con Jackson Pollock por la línea irracional del expresionismo abstracto que parece seguir Kerouac con el uso de la repetición y los términos coloquiales como recursos estilísticos para crear los efectos semánticos de aceleración, espontaneidad y vértigo.
La historia, en gran parte autobiográfica, cuenta las peripecias que Kerouac y sus amigos (Allen Ginsberg, Neil Cassady, William S. Burroughs y demás fauna) atraviesan entre los años 1947 y 1950 mientras recorren Estados Unidos de este a oeste, de norte a sur, de bar en bar. Una pandilla de ángeles olvidados, elegantes cocainómanos y tenaces perdedores, que comandados por el lisérgico y maniático Dean Moriarty, persiguen una estrella fugaz tras otra, al ritmo de feroces y maratónicas sesiones de jazz, alcohol y drogas. A través de insondables desiertos y bordeando ríos siniestros, se pierden en el polvo de la ruta 66 arriba de un viejo Ford del 30. Cuestionando a Dios, reprochándole al Diablo, no pudiendo ofrecer al resto de los mortales más que su propia confusión.
A veces sin más abrigo que Lover Man de Billie Holiday, durmiendo en el cine porno de algún brumoso barrio chino, dejándose morir en un inmundo callejón de Denver, en los prostíbulos de Frisco, en la locura total y frenética de Nueva York, todo se va al carajo. El mismísimo Diablo no podría caer más bajo.
Este libro es una tormenta de improvisación que no deja un segundo de disparar éxtasis diabólico y seráfico a la vez. Está relatado como un monólogo interior, a cargo de Sal Paradise (alter ego de Kerouac) en el estilo que fue su marca personal: la “prosa espontánea”, y que le valió el merecido mote de “King of the Beats”.
Artistas como Jim Morrison, Bob Dylan y Boris Vian nutrieron su obra con este libro, del cual se espera para comienzos de 2013 el estreno de su adaptación al cine con dirección de Walter Salles.
En el camino
Jack Kerouac
1957