Alcalá Norte apareció en 2024 con un primer disco homónimo que rápidamente encontró lugar en varias listas de fin de año. Ese impulso los llevó a ser parte de la programación de los principales festivales de España en 2025 y ganarse la fama de ser "la banda revelación de la escena española". Su sonido se mueve entre el post punk y el rock de vuelos literarios, con un enfoque directo y crudo.
“Es una banda extraña donde nadie se mete farlopa, hay chocolatada en los camerinos, tenemos un jevi que se hace kalitmoxo con vino bueno, un man con el pelo blanco largo que es doctor y cuenta los litros de cerveza que bebe cada noche, un cantante que se rapa de repente y siempre está sufriendo, y una teclista que quiere meter un perro de gira en la furgo, al menos quedo yo como último reducto de cordura para guiar espiritualmente a estos reventaos”, así lo definió su bajista en X antes de comenzar la gira de verano.
De la formación inicial de la banda hoy solamente se mantienen el cantante Álvaro Rivas y el baterista Jaime Barbosa, completando con Pablo “Admin” en el bajo, Laura De Diego en teclados y Carlos Elías, quien empezó como productor del disco y luego se sumó como guitarrista. “Cuando grabamos el álbum no había banda porque estábamos medio disueltos, así fue que Carlos le puso su propio sonido a las guitarras y por eso nuestra decisión fue que formara parte definitivamente”, explica Álvaro en conversación con Indie Hoy.
Lejos de plantearse como una voz generacional para los jóvenes de su camada, ellos sostienen que el distintivo de Alcalá Norte es que le habla a todo el espectro de edad en España. “Tenemos la suerte de que el rock lleva tanto tiempo entre nosotros que hace que sea normal que una persona de 70 años y un chaval de 12 nos puedan escuchar”, explica el cantante.
Otro factor que los universaliza es que sus canciones evitan enfocarse en el día a día para tocar temáticas más amplias. Las letras está a cargo de Álvaro, que se basó en apuntes de sus lecturas de Juan Calvino, Jorge Luis Borges y Homero. “Que nosotros hablemos de cosas frikis, de filósofos y de matemáticas viene porque alguien tenía que escribir las letras, nadie se sentía preparado y yo sabía que tenía un cierto talento para juntar letras y podía aprovechar”, afirma Rivas. Eso que nació de la necesidad, pronto se convirtió en una decisión consciente: “Barbosa me decía: tío, esto mola y a mi alrededor no lo veo. Sigue por aquí”.
Estos elementos se pueden ver a lo largo de las once canciones del disco que vio la luz en abril del año pasado. Desde ese entonces hasta ahora las cosas han cambiado mucho para la banda. “Estamos en el momento en que evaluamos lo que nos pasó, realmente fue frenético y podemos decir que nos ha ido de puta madre —cuenta Álvaro—. Hemos hecho un pelotazo de esos que pasan cada cinco años en la escena del país, aunque sabemos que no somos Aitana o un jugador del Real Madrid por lo que andamos tranquilos en cuanto a exposición. Es verdad que igual hemos recorrido en un año las etapas que una banda puede recorrer en tres o cuatro años. Como que cada mes era un puntito extra tanto de exposición como de trabajo y compromiso”.

Esta exposición llegó acompañada de nuevas responsabilidades que los obligaron a ir dejando atrás sus trabajos para poder darle lugar a nuevos compromisos. Hubo situaciones en las que este cambio se dio de forma más natural ya que tenían trabajos más esporádicos o temporales, como Laura, que es profesora de música y solo tuvo que reducir sus horas. El caso de Carlos Elías es uno de los más curiosos ya que encadenaba suplencias como médico en diferentes hospitales —situación que le valió el apodo Dr. Rock— y de cara al lanzamiento del disco dejó de hacerlo para dedicarse a pleno a la banda.
Lamentablemente no todos los miembros de ese momento pudieron dejar de lado sus responsabilidades extra musicales y el guitarrista anterior debió dejar la banda para continuar con su doctorado en historia. Por su parte, Álvaro debió renunciar a su trabajo al ver la cantidad de shows que tenían cerrados para después del verano. Él contaba con que podía pedir vacaciones y teletrabajar en la previa, pero a partir de noviembre con más de 20 shows cerrados se hacía imposible congeniar ambos trabajos. Este fue uno de los dos momentos de mayores nervios en toda esta aventura.
El otro fue antes de la presentación del disco en vivo. Tenían cerrado en la previa dos shows en una sala pequeña del centro de Madrid que rápidamente estuvieron desbordados. “Ahí es donde vi por primera vez que Carlos y nuestro mánager se ponían serios con respecto a la actitud con la que nos estábamos tomando esos dos conciertos y tuvimos que tomar decisiones radicales como la de cambiar de guitarrista porque uno de ellos no tenía tiempo para dedicarle a la banda —explica Álvaro—. Para mí fueron unas semanas un poco complicadas, de entender que las lógicas con las que me había manejado hasta ahora no valían y había que hacer un trabajo más duro”.
Es normal que los integrantes hayan tenido que buscar formas de acomodarse rápidamente a su nueva vida ya que la explosión fue inmediata. Pasaron de presentarse en un par de shows por trimestre a tener más de tres shows al mes y estar confirmados en festivales de renombre como BBK Bilbao, Tomavistas o Primavera Sound en tan solo unas semanas.
Estar arriba de estos lugares fue algo que los tomó totalmente por sorpresa, sin tener una propuesta armada para estos grandes escenarios. “Se veía como una banda amateur que de repente ha tenido suerte y les han colocado ahí en el escenario principal de uno de los sitios más importantes de España —explicaba el cantante—. Allí el consejo que nos daban era salir, disfrutar y empaparnos de esa sensación de tener tanta gente delante”.
Los preparativos para este año son totalmente distintos. Teniendo cerradas las fechas desde hace ya un tiempo, la banda pudo preparar su nuevo show con un equipo más amplio, nuevos instrumentos y una producción sonora acorde a este tipo de recintos. 2025 no es un año que los tiene como revelación sino como un proyecto que tiene que demostrar que está a la altura de la expectativa generada alrededor de ellos.
“Nuestro objetivo en este verano es que la gente que nos ve ahí de casualidad se quede para ganar ese fan comprometido que está yendo a los festivales de su ciudad y que el año que viene querrá que volvamos a estar en esos carteles o nos verá en la sala de su ciudad”, explica Álvaro. Esta ambiciosa gira de verano no quita que la banda ya tenga la mente puesta en sus próximos pasos de 2026. Aunque todavía no se puede asegurar, lo más probable es que estén presentes en Latinoamérica durante el otoño de la región en 2026. Además, están los planes de comenzar un segundo disco.
Escuchá a Alcalá Norte en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).