Los años 80 fueron intensos, cambiantes e innovadores. Mientras la Guerra Fría marcaba parte de la política global, MTV cambiaba la forma en que se consumía música y la estética -colorida, exagerada e infecciosa- se volvía parte inseparable del sonido.
Hombreras, peinados imposibles y luces estroboscópicas acompañaban un género que tradujo la ansiedad tecnológica en emoción pura: el synthpop. Con él, los sintetizadores y las cajas de ritmo se transformaron en los nuevos instrumentos de una generación que encontró una trinchera en la pista de baile.
Bandas como Depeche Mode, Duran Duran, New Order, Pet Shop Boys, Soft Cell y Tears for Fears moldearon el ADN de la década, llevando la electrónica a la masividad sin perder experimentación. También surgieron propuestas híbridas que fusionaban el pop con la vanguardia tecnológica, algo que -más temprano que tarde- se llevaría a cabo también en América Latina.
A continuación, recopilamos 10 discos de synthpop que definieron el sonido de los 80.
Depeche Mode – Music for the Masses (1987)
Con este álbum, Depeche Mode se consolidó como una de las bandas más influyentes del synthpop. El título era una declaración de intenciones: llevar su sonido sombrío y electrónico a las grandes audiencias. Canciones como "Never Let Me Down Again" y "Strangelove" mostraban un equilibrio perfecto entre la oscuridad de sus letras y la potencia bailable de sus ritmos. Music for the Masses también marcó el inicio de la internacionalización del grupo, con giras que los transformaron en referentes globales. Su impacto se extendió más allá de la música a través de su estética, sus videoclips y una puesta en escena avasallante que ayudaron a forjar la identidad del synthpop como fenómeno cultural de masas.
Duran Duran – Rio (1982)
Rio es el disco que convirtió a Duran Duran en iconos absolutos de los 80. Su combinación de sintetizadores, guitarras funk y estribillos pegadizos los llevó directo a la era MTV, donde sus videos conquistaron al público. Temas como "Hungry Like the Wolf" y "Save a Prayer" se convirtieron en clásicos de la década. El álbum mostró cómo el synthpop podía dialogar con el pop-rock tradicional y al mismo tiempo mantener un perfil sofisticado. La estética lujosa y yatch rock, los viajes y la sensualidad reforzaron la idea de que la música electrónica era parte de un universo aspiracional.
Electric Light Orchestra – Time (1981)
En Time, Jeff Lynne y ELO se adelantaron a su época con un concepto futurista que exploraba viajes temporales y paisajes sonoros espaciales. Aunque la banda venía del rock sinfónico, en este trabajo abrazó de lleno los sintetizadores, creando un LP que fusionaba ciencia ficción y melodías pop. Con canciones como "Twilight" y "Hold On Tight", el disco capturó la imaginación de oyentes que buscaban un puente entre la tradición rockera y la modernidad digital. Su influencia se extendió a bandas posteriores que encontraron en Time un mapa para explorar narrativas conceptuales dentro del género.
Madonna – Madonna (1983)
El debut homónimo de Madonna marcó el nacimiento de una estrella global. Aunque más cercano al dance-pop, el uso de sintetizadores y cajas de ritmo lo ubican en el corazón del synthpop de los 80. Canciones como "Holiday" y "Borderline" mostraron cómo la electrónica podía ser accesible y contagiosa. Más allá de lo musical, el disco estableció a Madonna como un ícono cultural. Su control sobre la imagen, la provocación y el empoderamiento femenino fueron inseparables del sonido, convirtiendo este trabajo en un punto de referencia para el pop electrónico de la década.
New Order – Power, Corruption & Lies (1983)
Tras la disolución de Joy Division, New Order encontró en este disco la fórmula perfecta para mezclar la melancolía del post-punk con la euforia de la electrónica. Aunque el single "Blue Monday" quedó fuera de la edición original, el espíritu de esa canción impregna toda la obra. Con temas como "Age of Consent" y "Your Silent Face", el grupo definió el blueprint del synthpop con tintes oscuros y sofisticados. El arte de tapa de Peter Saville, inspirado en un cuadro de Henri Fantin-Latour, se volvió tan icónico como las canciones propias de Power, Corruption & Lies.
Pet Shop Boys – Introspective (1988)
Introspective mostró la cara más ambiciosa de Pet Shop Boys. Compuesto por apenas seis canciones de larga duración, fue concebido como un puente entre la pista de baile y el pop conceptual. Temas como "Domino Dancing" y "Left to My Own Devices" desplegaron una producción expansiva con arreglos orquestales y beats electrónicos. El disco consolidó a Neil Tennant y Chris Lowe como maestros en combinar ironía, sensibilidad pop y cultura club. Con su enfoque experimental, Introspective redefinió lo que un disco de synthpop podía ser en la recta final de la década.
Soft Cell – Non-Stop Erotic Cabaret (1981)
Con Non-Stop Erotic Cabaret, su disco debut, Soft Cell llevó el synthpop a terrenos provocativos y decadentes. La dupla Marc Almond y David Ball combinó melodías minimalistas con letras cargadas de erotismo y sordidez urbana. El álbum presentó un retrato de la vida nocturna y los excesos de la época, transformando la frialdad de los sintetizadores en un vehículo para la transgresión. Fue uno de los primeros discos en demostrar que el género podía ser crudo y sucio, además de bailable.
Tears for Fears – Songs From the Big Chair (1985)
Songs From the Big Chair catapultó a Tears for Fears al estrellato mundial. Con hits como "Shout" y "Everybody Wants to Rule the World", el dúo logró un equilibrio perfecto entre la introspección lírica y la grandilocuencia pop. La producción detallista y el uso de sintetizadores junto a guitarras y baterías reales dieron al álbum un sonido expansivo que definió la segunda mitad de los 80. Su éxito global lo consolidó como uno de los discos más emblemáticos del pop en general.
Simple Minds – New Gold Dream (81–82–83–84) (1982)
Considerado la obra maestra de Simple Minds, New Gold Dream fue un punto de inflexión en la transición del post-punk al synthpop. Temas como "Promised You a Miracle" y "Someone Somewhere in Summertime" destilan un misticismo brillante que capturó la esencia etérea de la época. La combinación de texturas electrónicas, atmósferas oníricas y un fuerte componente espiritual lo convirtieron en un disco clave para entender la dimensión más contemplativa y elegante del género.
Virus – Locura (1985)
En Argentina, Virus se convirtió en pionero del synthpop en castellano, y Locura es -sin duda- una de sus obras más influyentes. Canciones como "Pronta entrega" y "Destino circular" mostraron cómo el género podía adaptarse con identidad propia en América Latina. Con letras cargadas de ironía y un sonido sofisticado, Virus abrió un camino para que el pop electrónico en español alcanzara masividad. Locura es un clásico indiscutido y demuestra que el synthpop también tuvo una voz singular en el sur del continente.