Fino y explosivo. Así podría definirse el trabajo de Adrián Ousi Varela, un diseñador que expone un mundo desbordado por formas, personajes y paisajes intensos. Desde flyers hasta artes de tapa para Peces Raros, Isla de Caras y más bandas argentinas, sus imágenes tienen la doble misión de comunicar y estimular la percepción de su público.
Ousi nació un 4 de diciembre de 1988 en Quilmes, provincia de Buenos Aires. Su infancia transcurrió en un barrio muy tranquilo de Ezpeleta, en una era donde no existían celulares y pantallas que acapararan la atención de las personas. Para él, lo divertido estaba en la calle: jugar a las escondidas y al fútbol con sus amigos, andar en patineta y en los kartings con rulemanes. También le gustaba mucho dibujar y siempre intentaba imitar los dibujos de su padre, una persona que dominaba demasiado bien el lápiz y el papel.
Además del dibujo, la música se volvió su otra pasión: conocer artistas y bandas nuevas era algo que siempre le importó muchísimo: “Me la pasaba mirando MTV y MuchMusic -, afirma el artista en conversación con Indie Hoy-. En esa época me habían regalado una videocasetera y grababa todos los videoclips que me gustaban, también cortos del canal de animación Locomotion”. Estos intereses fueron claves para seguir un camino dedicado al arte, la comunicación y el diseño.
Para Ousi, ser artista no tiene que ver con tener un título universitario. Lo que realmente importa son las ganas y la necesidad de querer decir y generar algo en el otro, pero llegar a esta conclusión no fue tan fácil. “La decisión de ser diseñador fue rara -admite-. Cuando terminé la escuela, me puse a estudiar Comercio Internacional en la Universidad de Quilmes y me la pasaba dibujando en clase. Demostraba tan poco interés que una compañera me aconsejó estudiar Diseño Gráfico”.
A partir de la recomendación y un tanto frustrado con la carrera, el artista pensó mucho sobre lo que realmente quería hacer y decidió aprender a usar Illustrator y Photoshop de manera autodidacta, intentando encontrar una forma propia para la creación de imágenes.
En 2009 estudió Diseño en Comunicación Visual en la Universidad Nacional de La Plata, una época en la que el grafiti, el street art y toda expresión urbana ganaron mucha relevancia. En este contexto, el artista se dedicaba a pintar murales y pegar stickers en cualquier pared que se le cruzara. “Era un momento donde tocaba El Mató a un Policía Motorizado, Boom Boom Kid y Los Falcons en Pura Vida o El Viejo Varieté -recuerda-. Había miles de muestras independientes y autogestivas. Siento que la facultad también fue experimentar eso”.
Ousi se define como ilustrador y considera que el diseño es una herramienta para construir imágenes y hacerlas funcionales mediante la comunicación. Le fascina dialogar con músicos y realizar los flyers para sus fechas o hacer covers, animaciones e identidades para festivales. “Tuve la suerte de trabajar para artistas que admiro mucho como [el diseñador de shows en vivo] León Greco o [el diseñador gráfico] Nicola Café. Eso es algo que no cualquier trabajo te da, la posibilidad de colaborar codo a codo y poder crear algo en comunidad”, señala.
A la hora de señalar sus referencias, el artista destaca la influencia de las historietas de los años 90, la fotografía urbana, el grafiti y los posters de películas de los años 70 y 80. Ousi toma recursos de la representación de los cómics, como pueden ser los trazos, los contrastes y las onomatopeyas. Le interesa la frescura del grafiti, su capacidad de habitar en cualquier espacio público, y ese grado de imperfección que lo hace un fenómeno difícil de clasificar bajo parámetros normativos del arte.
Para los pósters o artes de tapa, le interesa la operación de tomar un elemento de un mundo particular y trasladarlo a otro diferente. La idea es tensionar los elementos entre sí y dificultar la lógica compositiva de la imagen. Sus obras son paisajes repletos de formas y referencias, algunas más fáciles de entender que otras, pero siempre con la misma intención: generar un impacto visual que desordene un poco la mirada. También es capaz de alterar fotografías mediante el dibujo y la superposición de capas, generando así una imagen nueva y ensamblada.
Para Ousi, es importante hacer llegar un mensaje, comunicar y transmitir un deseo. Pero más importante aún es generar una posibilidad de encuentro entre la pieza y el espectador. Su mayor anhelo es que las personas valoren su trabajo más allá de la fecha que promocionan y así amar un mundo donde todos coleccionen posters, stickers o cualquier diseño impreso.
Cuando uno observa las obras de Aidrán Ousi Varela piensa que todo es tan fácil de hacer: los colores degradados, la superposición de planos, la abundancia de situaciones y personajes. Mirar su trabajo es un acto de fe, es creer que uno también podría realizar un trabajo similar. Su arte nos sumerge en un mundo donde convive lo artesanal y lo digital, con una huella muy evidente de esas vivencias previas a las redes sociales y los celulares inteligentes, esos nuevos y raros manuales de estilo del presente.