Las quimeras son monstruos mitológicos creados a partir de la unión de diferentes partes de otras bestias. Agustín Ceretti podría ser una: híbrido entre artista visual, cantante pop y diseñador gráfico, su extensa trayectoria incluye a las fantasías, los sueños y las formas de belleza más simples; los colores, los chistes y los ademanes gays. Desde icónicos flyers para fiestas como la Dengue Dancing hasta tapas de discos y singles de diversos artistas argentinos, Ceretti demuestra que no es igual a otro en su rubro, aunque su trabajo siempre se encarga de hacer parecer todo cercano, al alcance de la mano o de los ojos.
Ceretti nació un 12 de abril de 1989 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Le gustaba jugar con sus amigos y hermanos, pero también disfrutaba estar en soledad. Al rechazar los deportes -esa maldición que opera sobre algunos varones en la infancia-, se inclinó por el dibujo y la música. Su abuelo era publicista, pero nunca sintió curiosidad por su oficio ni su obra. “Recuerdo una fascinación por todo lo que sea gráfico: mis padres tenían grandes colecciones de CDs y podía pasarme una tarde sacando uno por uno y viendo la tapa, el librito, los tracklists, aún sabiendo que la música que contenía no me gustase”, recuerda el artista en conversación con Indie Hoy.
Cuando terminó la secundaria se dedicó de lleno a estudiar Diseño Gráfico en la FADU. Sus años académicos los recuerda como un gran momento de revelación en el que no solo se encargó de aprender a dominar la técnica del diseño sino también de generar una sensibilidad y otra percepción que utilizaría en la construcción de imágenes. También dio clases en la facultad y al mismo tiempo comenzó a trabajar como diseñador, lo cual le otorgó versatilidad y rapidez a la hora de desenvolverse en diferentes ámbitos afines.
La decisión de ser artista había surgido en la secundaria. En principio quiso estudiar periodismo, pero la adolescencia lo encaminó en la bella tradición de asistir a miles de recitales y observar los flyers de las bandas. En esa época pudo ver en vivo a Miranda!, Adicta, Entre Ríos, Demonios de Tasmania y muchos más. “Yo quería hacer ese laburo: trabajar con músicos. La música y la imagen que podía adoptar es lo que más me llamaba la atención. Fue tanto que terminé, mucho tiempo después, haciendo música“, comenta.
En este sentido, es interesante ver el doble giro de Ceretti: por un lado es un diseñador que se nutre de los conocimientos del diseño gráfico y los aplica a la música y por otro, su vertiente como músico pop que le ayuda a comprender más a fondo lo que implica armar la identidad o el arte de tapa para una banda.
A la hora de trabajar, le interesa entablar vínculos con los músicos o los artistas y que esto se vea reflejado en la imagen. Más que hacer un trabajo a demanda, Ceretti construye de manera colectiva un mundo visual que no se encasilla en una única estética y busca escapar de los lugares comunes. Su trabajo se reconoce por un tratamiento despojado, simple y que todo el tiempo evoca al humor, la ironía y la dimensión de lo accesible; una tipografía clara y certera, colores que envuelvan al ojo en fantasías, recortes fotográficos un poco grotescos y un poco camp. Todo esto hace a su universo, un territorio que no necesita del impacto visual para sorprender y que permite tener un contacto pacífico y amable con sus creaciones.
A diferencia de muchos diseñadores que toman como referentes a otros colegas, Ceretti se distancia de este vicio y prefiere nutrirse del imaginario cotidiano: los CDs, las etiquetas de productos, las películas, los videoclips, los adornos, los muebles, un maquillaje, un look, un recital o la ambientación de una discoteca. Esta selección habla de una persona interesada por un costado diferente al de la norma, un punto de vista gay que se imprime en sus obras, no tanto como acción declamatoria o combativa, sino más bien como el tributo a esas cosas bellas que decoran la realidad y que por su supuesto carácter accesorio se les resta importancia.
A la hora de encarar un trabajo, lo primero que hace Ceretti es ver con cuánto tiempo cuenta y qué cosas hay a mano para comenzar a diseñar. Al trabajar con presupuestos acotados, descubrió que resolver todo de una forma casera y económica era la mejor opción, su marca de estilo y un claro ejemplo de que menos es más. “Le doy muchas vueltas al material y juego en el sentido más primario. Trato de divertirme y hacer algo que me guste a mí primero. Siempre pensé en mi trabajo como algo bedroom, todo resuelto desde mi habitación. Hago un diseño casero y gay“, afirma.
Además de que el artista se sienta reflejado o acompañado por el diseño creado, a Ceretti le interesa que todo quede “lindo” o que se “vea bien”. Para él, la superficie es importante y será lo que la gente vea desde la pantalla de un celular o de una computadora. Luego, los procesos para los discos varían mucho: a veces concibe la tapa desde cero y otras veces los artistas van con alguna idea o fotos. “Por ejemplo: la tapa para el último disco de Ibiza Pareo, Por si acaso se acaba el mundo, fue una idea de las chicas -cuenta-. Se trataba de un cover de la tapa de Introspective de los Pet Shop Boys pero sumados los colores de la bandera trans para formar una nueva bandera. Ahí mi astucia como diseñador fue darle la mejor resolución a esa idea. Al final es una de mis favoritas y tuvo un recibimiento muy lindo”.
Los trabajos preferidos de Ceretti son aquellos donde el logotipo es una pieza central en la composición. Le presta mucha atención al nombre del artista y la forma gráfica en la que aparecerá. “Me gusta mucho el nombre escrito del artista o el disco. En ese sentido me enorgullece mucho el trabajo que hice para el dúo español Hidrogenesse, ¿De qué se ríen los españoles?, no solo por haber llegado a trabajar con ellos, de los que soy híper fan, sino por la síntesis de marca a la que llegamos con esa tapa”.
En 2019, Ceretti trabajó en un proyecto muy especial: la tapa de Sinceramente, la autobiografía de Cristina Fernández de Kirchner, publicada por editorial Sudamericana. Se trataba de uno de los tantos encargos que la editorial le había asignado y el proceso fue largo, con cambios en el título y la imagen. “Al final, de parte de Cristina llega el título Sinceramente y junto con ello la idea de que toda la tapa fuera escrita a mano, incluida su firma -recuerda-. Tuve dos encuentros con ella y el equipo editorial. El primero para acercarle materiales para que ella pudiese escribir y contarle cómo yo iba a trabajar la imagen para llegar al resultado final, y un segundo encuentro para mostrarle tres opciones con ligeros cambios en base a su idea y finalmente elegir. En cuanto al proceso, fue muy similar al de cualquier otra tapa de libro de la editorial. Estuvo cargado de nerviosismo, excitación y alegría. Para mí, significó hacer lo más mainstream del mundo. Yo venía (y sigo) trabajando con artistas y espacios underground. Me divertía que mi nombre apareciese en la solapa y muchos familiares medio gorilas se obligasen a estar contentos y felicitarme. Sinceramente en mi vida es una anécdota divertida y surrealista que atesoro. Postdata: me encanta que la tapa la haya hecho un maricón!”.
Entre diversos articuladores de la escena de arte local, Ceretti también trabajó en varios proyectos junto a Santiago Villanueva, artista, curador e historiador del arte. Villanueva ofrece unas palabras para delinear el trabajo del diseñador: “Agustín fue quien más pudo sintetizar la imagen de una galería de arte contemporáneo en los últimos años. Todo su trabajo para crear la identidad de un espacio como lo fue UV es algo bastante único. Esto es algo muy particular si uno piensa la historia de los espacios del arte argentino. También hay una relación entre Agus y el artista Jorge de la Vega, sobre todo en la apropiación directa que realizó sobre su obra ‘La hora de los magos‘. Esto me hace pensar en la triangulación que realiza entre el diseño, su obra como artista si se quiere y la tercera pata que sería la música, dentro de una redefinición del hyperpop local. En esa mezcla de las tres situaciones en las que Agus siempre se mueve: hay un manifiesto hacia la estética hyperpop”.
Agustín Ceretti es un artista difícil de definir. Su capacidad para expandirse en varias disciplinas lo convierte en una avalancha de imágenes y sonidos únicos e irrepetibles. Maestro del disfraz y la imagen, sus diseños representan el arte de lo simple, lo bello y aquello que se pretende mágico. En su infinito catálogo de imágenes se demuestra su labor como artesano, una persona que aprende de lo que tiene más cerca y luego lo comparte.