La paredes de Buenos Aires hablan. Quienes caminan la ciudad pueden encontrarse con uno o miles de afiches xilográficos, con tipografías contundentes y colores llamativos, en los que están plasmados mensajes como “Ser pensante”, “Crear o reventar”, “Estado presente”, “Contame un cuento”, “Hay que bailar”, “Modo de utopia”, “Internet es droga”… todos ellos bajo la firma del Movimiento Petrushaus.
Ale Giorgga creó el movimiento inspirado en su experiencia en Villa Ballester. El nombre proviene del anagrama del apellido alemán Petrus y el sufijo “haus” que significa casa; allí es donde todos los artistas participan, la utopía es posible y está siempre en movimiento. “Giorgga” también es el resultado de la fusión de sus apellidos paterno y materno.
Sus primeras acciones con el Movimiento Petrushaus fueron en 2012, y desde entonces ha logrado expandirse a otros países, trabajando en coautoría con diferentes artistas de Perú, Ecuador y Colombia. Para Petrushaus, el arte carece de autor: su principal objetivo es intervenir las calles y crear conciencia a través de la reflexión del que las camina, del que las captura, del que las observa. Detrás de cada pieza hay una realidad sociocultural plasmada.
A sus 34 años, Giorgga se ha convertido en uno de los artistas urbanos más reconocidos de Buenos Aires. Su formación como museólogo y artista visual le imprimen a su obra una impronta de caracter social y cultural, que se alimenta de su experiencia en las calles de los barrios que habita y los países que visita.
“Mi trabajo naturalmente habla del contexto que me rodea. Me seduce la idea de poder exponer mi trabajo para que sea una voz más. En la obra Movimiento Petrushaus, expongo las problemáticas socioculturales contemporáneas. En Homenajes urbanos, junto a la curadora Melisa Boratyn, damos visibilidad a artistas argentinos fallecidos que merecen ser redescubiertos. En Proyecto semilla, junto a Char Tedesco, intento comprender de qué manera funciona el ambiente y qué hay que exigir y modificar para adquirir mayores prácticas sustentables,” afirma el artista.
El soporte de su obra es el papel. En él plasma su voz y la de otros artistas, que se sumergen en el juego del anonimato. Su técnica, el paste up. En cada pieza está expresada una idea que transgrede, de manera autocrítica y eficaz, su soporte. Los afiches que llenan las calles de las ciudades a las que ha llegado el Movimiento Petrushaus, hoy en día 25 países, están impresos en los talleres populares, reivindicando un oficio casi olvidado.
Con el papel como soporte en común, junto a cuatro artistas urbanos (Gerdy Harapos, Boxi Trixi, Guille Pachelo y Rusty Deimos), cada uno con su técnica personal, conforman el grupo BAPASTEUP. Con ellos trabaja en la construcción de grandes muros, de manera espontánea, por la ciudad y a través de intervenciones de gran escala en festivales.
Para Ale Giorgga, “ser artista se elige, cada uno construye bajo su técnica y tiene ciertas responsabilidades asociadas al contexto en el que vive y las problemáticas socioculturales que le atraviesan. Soy consciente de que es uno el que modifica temporalmente un contexto y expone otra realidad en su acción, y eso hace que sea una lotería el destino y reacción de quienes lo encuentran. En mi caso es la calle, compite con monstruos como la publicidad, la propaganda y con el día a día de la gente.”
Giorgga genera acciones dando vida a simples paredes, haciendo una obra de arte urbano única e irrepetible, que gracias a la concepción de muros vivos, le permite renovarla. Su próximo proyecto será comenzar a posicionar su obra en Nueva York y junto a colegas producir el Santiago International Pasteup, mientras tanto seguirá dándole voz a las calles de la ciudad y generando conciencia a los ojos de los que la caminan.
Podés ver más trabajos de Ale Giorgga en su perfil de Instagram.