En los años noventa, en la ciudad de Luján, había un kiosco llamado El Moyano Enterprise. El kiosco ofrecía juguetes muy llamativos, pero de pésima calidad: desde muñecos truchos de Los Caballeros del Zodiaco hasta personajes de Los Simpson mal pintados. También se podían comprar figuritas de dibujos animados vintage, golosinas muy baratas y accesorios de colores para las chicas. Sergio Moyano, el dueño del kiosco, decía que el lugar le permitía hacer lo que más le gusta: coleccionar productos que le llamaban la atención y juntar un poco de plata, aunque sabía que jamás sería millonario. “Prefiero reirme con las chucherías que tengo y no tener que lidiar con un jefe agrio sin sentido del humor”, decía el kiosquero. Tal vez su mensaje, mediante ondas electromagnéticas, llegó a Alexis Moyano, ilustrador, animador, diseñador gráfico y creador de contenidos. Un artista que diseña animaciones donde reinan el absurdo y el humor.
Alexis dibuja desde que era niño y sus creaciones ya se destacaban entre sus compañeros de primaria. Cuando estudió en un secundario con orientación en dibujo y publicidad, se encontró con docentes muy exigentes y el entrenamiento le sirvió para perfeccionar su técnica. También pasó por la FADU donde estudió Diseño gráfico y el resto es historia: trabajó para Perfil, Muy Liebre, UN3TV y Cartoon Network, entre otros medios y plataformas de contenido.
Como la gran mayoría de los fenómenos contemporáneos, todo empezó con un posteo. El 4 de septiembre de 2015 Alexis subió un gif a Twitter de Ricardo Fort que no paraba de bailar y que parecía un ángel en el paraíso. El gif se viralizó en horas, la cuenta de Alexis creció y esto lo incentivó a subir sus creaciones a Instagram y YouTube. El siguiente momento importante fue cuando diseñó las series animadas Guau y Miau para Cartoon Network, una serie de cortos protagonizados por divertidos gatos y perros que hablan como humanos y cantan como robots.
El universo de Alexis está plagado de perros que se ríen de los humanos, Power Rangers que se niegan a realizar el control de alcoholemia y misteriosas niñas que tienen frío. Algunos recuerdan a gente con las que uno intercambia conversaciones por compromiso o quejas que se pueden asociar con la idiosincracia argentina. Cada uno está hecho a partir del absurdo y humor, sus caras se retuercen en gestos indescifrables y hay un extenso catálogo de voces y sonidos que acompañan cada escena.
Alexis ofrece escenas que causan mucha risa pero que también dan lugar a preguntas. En su animación titulada “¿Alguien llamó a un plomero?” un personaje dice algo que podría resumir todo el trabajo de Moyano: “Esto escapa a toda lógica”. Muchos de sus personajes viven situaciones cotidianas con las cuales uno se puede identificar, hasta que sucede algo que derriba toda lógica posible. Sobre esto Alexis dice: “Por lo general en mi trabajo predomina el absurdo humorístico. Pero también me gustan las cosas que solo descolocan y te dejan con preguntas o que no terminás de entender”.
Durante una entrevista para el canal de televisión japonés NHK WORD, Hideaki Anno, creador del anime Neon Genesis Evangelion, esquivó unas preguntas sobre los significados ocultos de su serie. Bastante enojado, afirmó: “Lo mejor que le puede pasar a Evangelion es que la gente deje de intentar entender el chiste. Los chistes no se explican, se disfrutan o no”. Esto aplica a la obra de Alexis, uno no debería intentar entender lo que pasa y permitirse el encuentro con situaciones desopilantes. Las escenas y los personajes no intentan dar cátedra de nada y tampoco emiten juicio de valor sobre aquello que señalan. Funcionan como pequeños destellos de una realidad distorsionada, donde la risa es un combustible para la diversión y el pensamiento. “Me gusta que ningún personaje sea tomado muy en serio -explica el artista-. La idea del cool que se las sabe todas y que baja línea me aburre un montón. Evitar la burla y lo despectivo surge, creo, de pensar mucho de qué me estoy riendo”.
Alexis dibuja todas sus escenas y luego dedica gran parte del tiempo a editarlas. Utiliza su propia voz para darle vida a sus personajes y a veces cuenta con invitados como Martín Garabal, Ayar Blasco y Dylan Gálvez, entre otros. Afirma que dibuja lo que le divierte y que nunca pensó en construir un estilo propio: sus dibujos son simples y precisos, lejos de cualquier virtuosismo.
En 2017, el Moyano Enterprise cerró. La economía estaba complicada y el kiosco ya no era un negocio viable. Sergio Moyano tuvo que trasladar todos los juguetes que le quedaron al sótano de su casa. Fueron meses de mucha tristeza mientras la vida pasaba como un chiste sin gracia. Luego de su familia, el kiosco había sido el gran proyecto de vida para Sergio, sentía que la vida le había dado la espalda y que no había otro objetivo posible.
Un día, uno de los hijos de Sergio le mostró a su padre los videos de Alexis mientras hacía chistes sobre la coincidencia del apellido. Sergio vio un vídeo y no pudo parar de reír. Cada mañana se desayunaba un vídeo de Alexis y a veces los ponía de fondo, como si fueran un programa de radio. Motivado, Sergio comenzó a copiar los dibujos de Alexis en un cuaderno, los hacía con lapiceras de colores e incluso intentaba imitar las voces de los personajes. Cuando le preguntaban por qué le gustaba tanto Alexis Moyano, él siempre contestaba lo mismo: “Ese chico me hace reír con muy poco, con una carita enojada o con una voz robótica. Sus dibujitos parecen figuritas que se pueden coleccionar. Me recuerda a los juguetes de mi kiosco”.