Después de que sobreviviéramos las pistas de Buenas Noches TRImarchi, nos presentamos al tercer y último día del evento. Ya no se podía encontrar en el campo el busito hecho escenario, en cambio, éste se había mudado adentro del estadio para sonar por última vez, escuchamos Banda de Turistas y Pxxr Gvng.
Compramos algunos souvenirs TMDG por los cuales no nos decidíamos los días anteriores e intercambiamos las últimas tarjetas que nos quedaban, buscamos en los mares de gente los rostros amigos que habíamos hecho en esos días.
Se sentía una nostalgia anticipada, un poco de saudade. Estábamos a un día regresar a nuestra cotidianeidad y romper el cristal.
Zosen & Mina Hamada
Zosen & Mina Hamada fueron los encargados en decorar una de las paredes frente al Polideportivo. Son la tercera pareja en presentarse al TRImarchi este 2016. Y es que según las palabras del mismo Acampante, este es un año romántico y social para TMDG.
Son un dúo trotamundos, viven en Barcelona pero viajan todo el tiempo, él es argentino y ella japonesa, comparten un mismo lenguaje: el arte visual. Vienen no sólo de distinto países sino de distintos pasados, ella es de Tokio, del mundo colorido de la editorial infantil, mientras él viene del punk, del hip hop, del arte callejero. Combinan muy bien sus talentos, su trabajo emana la dinámica armónica que llevan. Entre sus lienzos predilectos están: libros, serigrafías y murales.
Nos contaron sobre aquella vez que pintaron un mural inmenso para contribuir con la causa de que los niños pudieran asistir a la escuela, entre otras anécdotas que relataron con mucha gracia sobre las alegrías y dificultades que un muralista puede llegar a tener.
El arte de Zosen & Mina Hamada es libre, les interesa un fin, hacer sentir bien a la gente. Nos expusieron de que un grafiti o un mural es de las pocas expresiones artísticas que la gente no elige ver, te aparece en la calle y ya, y por lo mismo, ellos nos hacen percatarnos de que existe una clase de compromiso en ello: como no hay opción para ellos, es importante mostrarles algo estético y sincero.
Penny Rimbaud
El padre de Penny Rimbaud había estado en la guerra y le repetía constantemente al pequeño: “vos tenés que vivir en el mundo real”. A medida que fue creciendo se fue peguntando qué es el mundo real.
Repudió la realidad que su padre le había pintado con imágenes de guerra. Tiempo después logró entender lo absurdo de la vida y lo ridículo que pueden llegar a ser esas contiendas. A través del yoga kármico, del budismo zen y de sus propias creaciones, Penny logró sanar.
Él nos habla de la necesidad de encontrar el camino de uno, aunque sea doloroso hacerlo, es mejor caerse pero encontrar las respuestas propias . “Ser mi propia autoridad, mi propio dios” dice Penny, quién es padre del DIY, del “hazlo tú mismo”. Mentalidad que muchos años más tarde se extendió masivamente pero en sus inicios había sido adoptada por los punks.
Penny fundó en los ’70 la legendaria banda punk inglesa Crass, en donde tocaba la batería. También ha creado espacios de formación que promueven causas como el ambientalismo y los derechos animales, o toda aquella movida ligada a la independencia de pensamiento.
Ha llevado un vida anárquica, ha sido militante de sus propias verdades, ha tomado decisiones extremadamente auténticas, como el día en que literalmente intentó volar, o el día en que vió una película y se inspiró para quitar las cerraduras de su casa, para abrir las puertas a todo aquél que quisiera aparecer en su camino. “A partir de eso sólo me siento a esperar y 50 años después continúo esperando”, nos dice él con cierta ternura.
Nos cuenta que miles de personas lo han visitado por unas horas, unos días o unos años. Nunca les demandó nada a los visitantes, nunca intentó cambiar a la gente, siempre confió en la inteligencia esencial de cada uno. Cuenta que sí, más de alguna decepción habrá tenido, pero él cree en respetar el derecho común de cada persona por expresar cualquier idea que le surja. El vegetarianismo es la única regla establecida que tiene en su casa, menciona que el gato es el único que puede romperla.
En definitiva, da para un estudio antropológico la vida de Penny Rimbaud, quién originalmente no se llamaba así, se cambió el nombre para destruir las formas impuestas, se nombró a sí mismo para liberarse de lo heredado. Manifiesta: “reclamar el derecho a existir en vez de existir”.
Confiesa que iba aparecer desnudo en la conferencia, se detuvo por miedo a la malinterpretación, pero que en realidad su intención era esta, ya que al comunicarse, Penny Rimbaud revela, se desnuda.
Pienso en el ritmo perfecto que lograron en el orden de los conferencistas, después de las fiestas y de la saturación de data, no había alguien mejor que Penny Rimbaud para terminar el viaje y decir hasta luego.
Salgo del estadio como en un estado meditativo y borro de mi celular la aplicación de TRImarchi. Cierro un espacio, no para no regresar jamás, sino para dejar algo en pausa externa y en movimiento interno.
Pienso: Ojalá la universidad y el colegio fueran de esta manera.
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Foto principal: Santiago Vellini