El desorden es infinito, el orden limita. Rodrigo tiene en el cuello, casi a punto de la nuca, un tatuaje que dice: c a o s. Anatole proviene del universo aórgico, en donde todos los días se replantean armonías, se deciden en respectiva de cada momento.
Nunca cumple con el régimen externo, la estructura o la medida del mundo. En su lugar, le horroriza el gotero y le aficiona desparramarse. Él me confirma que tiene, esa “fascinación por la sobrecarga” y que siempre guarda “la elegancia en el caos”. Un jueves por la noche, fui testigo de ello.
Me acerqué al barrio chino a comprar una exótica bebida espirituosa y en tan sólo un par de cuadras llegué a su estudio/casa. Nos bebimos el “vino de jengibre” sin saber de qué se trataba, y así, en el mismo ritmo, se propuso la charla:
Las máscaras están buenas porque una cara te define y te limita, vos ves una peli de terror y al malo nunca se le ve la cara y eso hace que te de más miedo…
Sobre su escritorio posa una de sus producciones del 2010, me relata:
Y ahí también ves, es como que podés limitarte a ver el cuerpo desnudo y ya. O ver que hay dos instancias que se separan por el agua, allá en el fondo hay tierra, una fábrica, el engranaje, el capitalismo y acá, una chica desnuda que brota de las ruinas de las que a la vez crece una vegetación, así como hay una revolución de algo previo, algo nuevo, y la chica desnuda, volver al estado original y, ¿qué sostiene en las manos desafiante? Un pedazo de televisor, y el televisor es como el opio del pueblo entonces le reclama al trabajo que no se va a dejar engañar.
Podés ver eso o la minita desnuda. En fin, hay una cuestión totalmente política, y tuvimos la suerte de encontrar todos los elementos espontáneamente.
Y es que Rodrigo antes de llevar a cabo una serie, realiza formularios y entrevistas a las personas que acompañarán el proceso de sus fotografías. Sucede una retroalimentación y la imagen resurge así, compuesta en sincronía.
Las series que Anatole creó a través de esta terapia lúdica fueron: Histories de Femmes, Bauiernoss y Orgasmatron, en esta última, continua trabajando en la actualidad.
Le comento sobre la meticulosa línea narrativa de sus imágenes y le pregunto si no le gustaría llevarlas al cine.
“Desde el día que saqué mi primera foto todo el mundo me dijo, vos tenés que hacer cine. Nunca me animé a esa idea porque el cine es demasiado perfecto, te atraviesa el espíritu, son tantas emociones a la vez. Ahora estoy haciendo pequeños videos, recientemente hice dos para bandas, entre ellas, una es mi ex banda, y sí, son más un cortometraje que un videoclip”.
Rodrigo fue y es músico, en su pasado integró muchas bandas. En varias ocasiones produjo instalaciones entrelazando la muestra fotográfica con una pieza sonora creada en destino al evento, engendrando encuentros sinestésicos.
Si tus fotografías fueran una canción ¿cuál sería?
Qué difícil porque hay tantas canciones que me gustan… “Riot“, “Holiday in Cambodia“, ambas de The Dead Kennedys… “don’t forget to pack a wife”.
De hecho, la música que ponés para cada sesión influye muchísimo. Si hay que dar miedo, te pongo un disco de Penderecki, que es música clásica, pero son unos violines que acuchillan, si querés algo más detectivesco cincuentón o sesentón, Charles Mingus.
Y en el caso que tuvieras la oportunidad de haber hecho una sesión fotográfica con Anna Karina, ¿qué harías?
Nunca vi a Anna Karina desnuda y es hermosa, todo camino para descubrir a una mujer comienza en la mirada.
Me dice que mire y me muestra que también lleva tatuado el rostro de la actriz Anna Karina.
Es difícil porque ella ya tiene una construcción estética y voy a estar ahí, robándole a Godard. Ya está todo dicho, además la mostró no sólo de una manera, sino de varias.
Yo trabajo con gente que la mayoría es virgen de fotos, entonces es más natural a la persona que ya tiene una dinámica de movimiento, de una u otra manera va a ser más consciente de la cámara. Y también uno se rige un poco en como lo mostró otra persona…
A través de tu trabajo, ¿qué has llegado a entender sobre la profundidad de la femineidad?
Desde los elementos, los arquetipos, el océano, la luna, el orgasmo femenino siempre va a ser más profundo que el masculino, el hombre es explosivo y la mujer implosiva.
He reconocido que mi lado femenino es más interesante que mi lado masculino, entonces necesito equilibrarlos. Cuando tengo que ser hombre soy hombre, cuando tengo que ser mujer soy mujer. El mundo necesita aceptar que son hombre y mujer a la vez, regresar a la idea pre-pecado original, todos éramos seres andrógienos.
¿Te puedo sacar una foto?
Sin maquillaje, Rodrigo, con maquillaje, Anatole.
¿Y quién preferís ser? ¿Discuten o se llevan bien?
No, hubo un momento en que se dieron la mano y están perfectos. O sea, antes no pisaban el mismo espacio, vivía en mi fantasía, ahora logré hacer tangible ese mundo y humanicé a Anatole.
Cada vez tienen menos diferencia en realidad, aclaremos que también soy geminiano, la doble personalidad no viene mal tampoco.
Se pone mi abrigo de gato y hay un flash que recorre la pared, él mismo asegura:
Es como el espejo de Orfeo en la película de Cocteau.
Una pared de la que podrían salir mil manos, una suma de cuerpos retratados ahí, disfrazados de espíritus, recobrando las almas perdidas en los limbos artificiales. Rodrigo resiste el peso de lo mundano, respira aún, vampiresco, rescatando y rescatado en el intercambio con sus musas, musas felinos, musas elementos, musas fotogramas, musas mujeres que salen de las celdas y desnudas se humanizan ante el lente de la pupila cámara Anatole.
Él provoca ese amor a las imperfecciones, a lo que nos distingue del otro y del androide, devuelve al ser involucrado en su laboratorio, el derecho que el sistema le ha privado, de jugar y ser captado en el juego.
¿Cuál es el motor?
El caos, ser el caos, porque yo no quiero un cambio bello, yo quiero que el caos destruya todo, la única forma de romper, es fuerte, hay que destruir para poder crear algo nuevo.
¿Todos esos los has leído? Pregunté, señalando la estantería que tenía detrás de mí.
Tengo etapas, sinceramente he leído bastante en la vida pero me cuesta mucho entrar en un libro. Hay dos libros que leí de un tirón, uno es Los subterráneos, de Kerouac, escrito en tres días, leído en una noche, en el tiempo que dura una botella de vino, que de hecho le quedó salpicado de vino. También ese que tenés ahí atrás, al que le faltan hojas, ese es Flash, de Charles Duchaussois.
Era como más darky yo, empecé leyendo mucho Pizarnik, cosas de Sartre, Baudelaire, Paul Auster, de hecho de él saco Anatole.
Había leído en tu página que “Anatole” también tenía algún significado astrológico? ¿Has indagado mucho en la astrología?
¡Es que siempre acierta! Yo busco algo y es verdad y es verdad y es verdad, entonces como que le tengo que hacer caso sí o sí, es muy simple, le creo.
En cuanto a Anatole, después le encuentro un significado más fuerte. A mis diecinueve, veinte años, tenía muchas bandas y en cada una me ponía un nombre distinto, vivía de álter ego en álter ego. Como cuando tu vida física está en cuatro paredes y entonces, surge la necesidad de proyectarse en otra cosa. De golpe apareció Anatole en un libro de Paul Auster, se llama La invención de la soledad, en la que cuenta que él mismo está laburando de traductor en París y trabajando en unos textos de Stephane Mallarmé, en los que había un poema para su hijo Anatole Mallarmé, que murió a los ocho o diez años. Toda esa impronta romántica me conmovió. Desde el ’99 que vengo adoptándolo y coincide con mi producción artística.
Está muy bueno eso, que logres incorporar tu producción artística a tu trabajo.
Dieciséis años de trabajo, se supone que uno tiene cierta versatilidad pero de vez en cuando me piden cosas muy puntuales que no tienen que ver con mi estética y no me sale, a veces no me sale eso que es más simple, los laburos que son objetivos me parecen re difíciles de hacer. Yo no soy objetivo ni puedo ir hacia el afuera, es como si estuviese condenado a mi visión.
¿Pero empezaste así, laburando con tu propia estética o antes tuviste otros trabajos?
De hecho, hubo un momento dado que no tenía un centavo, tenía treinta y uno, tenía que buscar trabajo, me doy cuenta que era necesario armar un CV y que no tenía un carajo que poner, no ponía nada entonces… sinceramente no trabajé mucho en otra cosa, aunque siempre hubo algo más. Mis viejos son contadores, trabajé para ellos, trabajé en un estudio de abogados una semana y me dijeron que me corte el pelo y me fui, ya me lo había cortado y querían que me lo cortara más, era como que, ¿qué más queres que haga? Me pongo tetas si querés. Además trabajé mucho ahí para mostrar mi capacidad, pensé que eran re caretas y no estaban viendo lo que contaba.
En una época, unos cuatro añitos habrán sido, no voy a decir DJ porque no lo era, pero pasaba música en casamientos, despedidas de solteros, en un salón de fiestas privadas, muy rudimentario todo y pasaba mucha cumbia, mi cabina era un antrito pero me alcanzaba esa plata para comprarme mis cosas. Todavía vivía con mis viejos en ese momento así que la comida la tenía y el techo también.
Después sí me metí a laburar porque necesitaba plata para poner este espacio, así como lo ves es el hogar, antes era un rancho y mi novia de ese momento tenía una hija, era todo como un proyectito, yo quería juntar todas las cosas de una casa y entonces terminé trabajando administrador de edificios. Tenía como trescientos clientes por decirlo así, era un presión horrible, un ojo me latía durante meses. Está bien, ganaba plata pero la pasaba mal. Digamos que ahora pago por mi libertad.
¿Existe la libertad? ¿O sólo cambiamos de jaula como diría un amigo poeta?
Depende de cómo lo veas, yo elijo lo que quiero, trato de no elegir clientes asquerosos. Pero de golpe salís con una piba que labura en una tienda de ropa y gana dieciséis lucas, a mí me cuesta ganar eso, es más nunca gané eso, pero a la vez tengo todo el tiempo libre. Ser tu propio jefe también es difícil pero esa gente entra a las diez de la mañana a trabajar y sale a las diez de la noche y si quiere estudiar, ¿qué hace? Hay jefes también que se abusan de esa situación de poder.
Digo, como lo ves en cualquier amigo o algunas de las chicas que vienen a posar, que trabajan para pagarse pelotudeces que no quieren tener, luego llega el fin de semana, se dan vuelta en alcohol y drogas para olvidarse que pasan toda la semana laburando en una mierda en la que no quieren estar, entonces ¿por qué no simplemente dejas de estar ahí y listo?
Pero ¿renunciar no es posible para todos?
Es que tengo la tarjeta de crédito y… ¡y entonces no tengas la tarjeta de crédito! ¿Para qué te compras un celular de tres lucas si te podes comprar uno de trescientos pesos que es funcional?
Yo tengo 36 años y vivo en este departamento que no es un monoambiente pero tampoco es un caserón, digo no tengo muchas cosas y ¿qué más necesito? No sé, no tengo obra social, ¿para qué? Si no voy al médico. El día que dejé de pagar la obra social dije, mi plan es no enfermar y por ahora lo vengo cumpliendo. Estamos vivos y yo por suerte mi expectativa de vida ya la superé.
Reímos….
¿Instagram y esas cosas tenés?
Me había hecho un Twitter pero lo cerré, porque todo eso es infinito, entonces me aburre, los Tumblr, uno te dirige a otro y a otro y a otro, y quizás no quiero conocer tanto. En el taller de fotografía que imparto, el ochenta y cinco por ciento de autores que estoy dando son previos al año sesenta, por decirte, tengo una formación más clásica. Es que también si te metés con la vanguardia, ya está todo dicho, ya está todo hecho. En la era posmoderna, ¿cuánta novedad hay? ¿o es más reciclaje?
¿Pero hay que encontrarle otra forma para volver a decirlo o no? De acuerdo a lo que nos toque vivir…
El mundo nos indica que hay que decirlo y más fuerte cada vez, pero…
Y lo dice en un tono más bajo y con cierta tristeza.
Igual creo que el capitalismo es el monstruo más grande que todo devora y todo pierde sentido.
Antes era mucho blanco y negro y siempre analógico, quizás era un romanticismo eso, antes era más poético, ahora más rabioso. Brota así, no se si está bueno… pero cada vez creo menos en las cosas, que eso no me detiene ¿no? Simplemente resisto, no creo en el mundo, en la sociedad, pero puedo convivir desde este punto de vista.
Claro, es como esa frase tuya: “No ser del mundo pero vivir en el mundo”
Si, eso lo saqué de una enseñanza sufí, ellos adoptaban el murciélago como simbolismo porque viven de la noche. Creo en no meterse de lleno en las cuestiones de la sociedad, ir más allá de los dogmas.
¿Cuál creés que es la diferencia entre un loco funcional y uno que no lo es?
Y creo que es escupir las cosas justamente.
¿Cómo concebís la belleza vos?
Belleza son Uma y Lupe, mis gatas.
¿Cuál es tu búsqueda de la belleza?
La belleza me busca a mí (risas).
Y no sé, me gusta lo frágil, el paso del tiempo, el desgaste, como se ve en una persona, como se ve en la pared, lo natural, lo que tiene que ser, lo que fluye. Digo en este siglo en el que todas se hacen las tetas, está todo bien, es todo un morbo para la cámara, pero eso no está en tu cuerpo, te lo dice alguien que está todo tatuado (se ríe). Se operan la cara y todo, pero Michael Jackson hay uno sólo y uno sólo queremos. Me gusta la piba que por más defectos que tenga se la banque, tampoco caer en el otro canon de soy feminista y me dejo los pelos, está todo bien si lo hacés porque te nace pero no si lo haces sólo porque está de moda. Ahora somos todos “satanistas y sadomasoquistas”.
¿Qué pensas de las Suicide Girls?
Una vuelta, una chica que era mi amiga en ese momento me pidió mi patio para una de esas sesiones y yo pensaba ¡qué pelotudez! Es como porno con tatuajes. Siquiera fueran minas diferentes y se corrieran del canon clásico de belleza pero ahora toda persona tienen tatuajes. Además, ¿no tenés más argumentos que sólo ponerte en bolas?
¿Una chica Playboy o una chica Almodóvar? ¡Una chica Anatole!
¡Claro! Una Chica Playboy, ridiculizo eso, la remera que hice apunta a eso. ¿Por qué lo de Chica Anatole lo hago con el logo de los Ramones? Porque ya el logo de los Ramones no existe, es una pena pero lo usa toda señorita, ya es la marca Ramones. Entonces, negativo más negativo igual positivo, como un perdón, sería algo así, también para que se lo critique. De hecho, ahí, en muy chiquito, dice: Dead Nisman, que obviamente también juega con lo de los Kennedy. Pero realmente es el mito de ¿qué carajo es ser una chica Anatole? Porque en verdad no significa nada. Quizás solo digo, soy una chica. Anatole.
Muchos mensajes subliminales ahí…
Lo de Chica Anatole, evidentemente algo quiere decir ahí, porque es muy diferente a la línea general de mis trabajos, ¿entonces qué? ¿Es un punto de baja en mi producción o es engañoso?