Leonardo Da Vinci es una de las figuras más polifacéticas de la historia, pues no solo fue un gran pintor, sino que era anatomista, inventor, botánico, filósofo, músico y urbanista. El genio florentino fue, de hecho, uno de los primeros en dibujar con gran precisión ciertas partes del cuerpo humano.
Hace ya más de 500 años, retrató una red de protuberancias en los ventrículos del corazón que luego sería conocida como “trabécula carnosa”. Pese al transcurso de los años y de los avances de la medicina, hasta hace poco no se sabía con certeza qué función desempeña ese tejido.
En años recientes, medios como Sputnik News han compartido teorías que indican que esa trabécula ayuda a evitar que el corazón se infle más de lo debido, o bien que esa estructura serviría como un ligero atajo para la conductividad sanguínea. Ahora, un grupo de investigadores comparó imágenes de resonancia magnética que corresponden a 25.000 pacientes de diversas latitudes para continuar indagando en la materia.
Sobre los hallazgos de ese estudio, el científico Declan O’Regan, integrante del Instituto de Ciencias Médicas de Londres, aseveró:
“da Vinci dibujó estos músculos complejos dentro del corazón hace cinco siglos, y recién ahora comenzamos a entender lo importantes que son para nuestra salud. Este trabajo propone una nueva y emocionante dirección para el análisis profundo de la insuficiencia cardíaca”.
Lo que hizo el equipo de expertos fue simular el flujo sanguíneo a través de corazones revestidos con distintos patrones de trabéculas. Al cotejar sus observaciones con los datos almacenados en el UK Biobank, llegaron a la conclusión de que la textura de tales tejidos cumplen la función de regular el flujo de la sangre, ayudando a que el líquido vital se deslice con más facilidad. Sin dudas, eso es algo que le hubiese encantado descubrir al gran Leonardo.