Oriente pop up es una propuesta dinámica del Museo Nacional de Arte Oriental que invita a artistas contemporáneos a intervenir temporalmente su exhibición principal, Oriente todo. Dicha iniciativa genera un puente con la colección permanente del museo, incorporando una mirada artística actual que dialoga con los objetos y sus contextos culturales de origen. En Lo que mueve el mar, cada uno de los objetos intervenidos tiene como punto de partida el mar, sus características, sus habitantes o sus sentidos, su cercanía o su lejanía pero también su conexión con lo infinito y lo devocional.
El día 5 de noviembre, último día de la exposición, se realizará una performance a cargo de la artista visual Alma Estrella, quien utiliza la técnica tradicional del sashiko como base de su obra. El sashiko surgió en Japón durante el siglo XVIII del período Edo (1603-1868). Se trata de una disciplina que consiste en remendar y reforzar ropa desarollada entre campesinos. Su nombre refiere a los diseños que se dibujan -generalmente blanco sobre fondos azules- en forma continua y recta generando patrones.
Si bien Estrella inició su camino artístico hace más de veinte años de forma independiente, desde 2017 su investigación creativa gira entorno a esta práctica tradicional. Así, en la exposición se puede ver cómo las piezas de la artista se conectan y dialogan con piezas textiles de la colección del museo provenientes de Turquía, China, Japón, Kirguistán y el Tibet.
Desde que empezó de forma autodidacta a trabajar con el sashiko, Estrella tuvo muy en claro que su objetivo era traerlo a las condiciones del presente, como una forma de acercar ambos “tiempos”: por un lado el momento medieval, asociado a lo manual y lo analógico, aprendiendo minuciosamente su tipo de manufactura específica, y por el otro la contemporaneidad, reflejada en el uso de herramientas digitales en su proceso de realización. El quehacer de la artista no tiene que ver con rescatar una tradición, sino que en sus propias palabras es “inventar una memoria singular” del sashiko, entendiéndolo no sólo como una “invención afectiva sino también a distancia en el tiempo y geográficamente”.
De esta manera, Estrella crea diálogos e irrupciones espaciales con ciertas piezas textiles de la colección del museo que se encuentran ubicadas en vitrinas, de las que parte para desarrollar su reflexión: un obi (cinturón o faja que acompaña la vestimenta tradicional japonesa) que sale del interior hacia el suelo y va envolviendo las paredes, una tela que se desprende a partir de un rollo tibetano dedicado a la oración y pintado a mano. Pero Estrella no se limita a producir solo en el ámbito de lo textil. Además de las obras bordadas, realiza piezas audiovisuales que combinan collage digital con fotos fijas y voz en off de colaboradores como Amalia Sato, entre otros.
Como podemos observar, es aquí donde su obra se expande, encontrando un balance entre el respeto hacia ciertos aspectos de dicha tradición mientras innova en otros, por ejemplo, en la combinación de medios audiovisuales, digitales y performáticos combinados con la confección artesanal. Uniendo lo intelectual y lo conceptual con la materia, Estrella construye conexiones continuas que van solapándose, pero también dejan espacio al azar. Si bien su trabajo es expansivo e interdisciplinario, defiende la manufactura artesanal como un aspecto clave de su obra. Nunca mejor dicho: lo que está hecho a mano muestra el alma de quien lo hace y funciona como el hilo conductor que viaja a través de las formas.
De esta manera la artista genera no solo un diálogo entre el presente y el pasado sino también entre aquello que une a las distintas culturas de las que de alguna manera todxs formamos parte. Cosmovisiones que en principio parecerían ser muy dispares (tal vez si solo pensamos en su geografía), pero que se aúnan en sus motivos a veces pictóricos, otras veces espirituales, otras emotivos, o tal vez solo sensoriales, para preguntarnos si en verdad somos tan diferentes como creemos. La obra de Alma Estrella rescata particularmente el registro que de ellas queda en los textiles y de esta manera plantea un proceso de reflexión también entorno al cuerpo, que es el que habita y mueve las telas. El trabajo creativo de la artista, que repara especialmente en este tipo de piezas, y la esencia de lo humano impregnado en ellas, constituye el registro de la existencia misma.
Oriente Pop Up: Lo que mueve el mar. Obras de Alma Estrella, con curaduría de Anush Katchadjian, en el Museo de Arte Oriental, situado dentro del Centro Cultural Borges (Viamonte 525, 2° piso, CABA). Este domingo 5 de noviembre la exhibición termina con una performance de desmontaje a cargo de Alma Estrella y Machi Mendieta.
Por Silvia Fernández Ferreira