La cultura argentina recibió una muy triste noticia en el día de ayer, pues falleció Sara Facio, histórica fotógrafa nacional, a los 92 años. La artista, editora y curadora, que había sido internada en estos meses por problemas cardíacos, será despedida este miércoles en un evento para familiares y amigos.
Facio nació el 18 de abril de 1932 en San Isidro y se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953. Tras obtener una beca se fue a París junto a su amiga Alicia D’Amico para producir un libro sobre la historia del arte. Luego, y tras los consejos del fotógrafo profesional Luis D’Amico, se metió de lleno en el fotoperiodismo bajo la tutoría de Annemarie Heinrich y se convirtió en un icono de la disciplina.
Su obra Buenos Aires Buenos Aires fue la primera exposición prohibida durante la dictadura de Onganía y marcó su relación creativa con Julio Cortázar, quien escribió el texto de ese libro y de Humanario, el cual recogía una serie de fotos de institutos psiquiátricos y se publicó el 26 de marzo de 1976. Esa amistad quedó inmortalizada en uno de los retratos más conocidos del escritor: aquel en el que posa con un cigarrillo en la boca en 1967.
Entre sus trabajos destacados está La fotografía en la Argentina: desde 1840 a nuestros días; el registro fotográfico sobre Juan Domingo Perón, realizado entre los años 1972 y 1974, y la serie De brujos y hechiceras. A lo largo de su vida, Facio fotografió a grandes figuras como Evita, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Diego Maradona, Alejandra Pizarnik, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Astor Piazzolla, Mercedes Sosa, Adolfo Bioy Casares, Silvina y Victoria Ocampo, entre otros.
Su relación con María Elena Walsh
Es imposible hablar de Facio sin nombrar a María Elena Walsh, su gran amor durante más de 40 años. Ambas se conocieron en 1955 en París y se reencontraron en Buenos Aires en 1965. Lo que comenzó como una amistad se convirtió en un amor profundo y duradero y las elevó como símbolos de la visibilidad lésbica. Además, Facio fundó y presidió la Fundación María Elena Walsh para preservar y difundir su enorme legado.
En su libro Fantasmas en el parque, Walsh contó: “Sara no tiene nada de hermana. Es mi gran amor que no se desgasta, sino que se convierte en perfecta compañía. A veces la obligué a oficiar de madre, pero no por mi voluntad sino por algunos percances que atravesé de los que otra persona hubiera huido, incluida yo. Pero ella se convirtió en santa Sarita” (vía Perfil).
Por su parte, en María Elena Walsh – Retrato(s) de una artista libre, Facio escribió: “Declaro que la conocí hace casi cincuenta años y cada día me sorprende su lúcida y apasionada visión de los hechos cotidianos, su alegría, su lealtad a las ideas y a los amigos, su adhesión insobornable a todo lo justo, bello y vivo”.
Un legado dentro de la cultura argentina
Dueña de frases como “un intelectual sin sentido crítico no es un intelectual, es un adulador”, Facio trabajó en publicidad, reportajes gráficos y escritos para la mayoría de los diarios y revistas de Buenos Aires, Europa y EE.UU. De hecho, creó secciones de fotografía en los diarios Clarín, La Nación y en las más importantes revistas especializadas.
Facio fundó la primera editorial argentina de fotografía, La Azotea, en 1973; fue la fundadora y directora de la Fotogalería del Teatro San Martín; fundó el Consejo Argentino de Fotografía junto a Alicia D’Amico y creó la Colección Fotográfica del Museo Nacional de Bellas Artes en 1998.
En una entrevista de 2000, Facio definió su obra de la siguiente manera: “Lo que yo hago en fotografía es para lograr que el día que me muera no digan que se murió una vaca sino que se murió una persona que vio eso. Y lo que yo vi está en mis fotos. Como si dijera: ‘Esta es mi ciudad, mi gente, la que admiro, la que me gusta’. Ese es mi canon”.