La posmodernidad nos sitúa, muchas veces, en la encrucijada de decidir si estamos frente a una obra de arte o no. Desde el famoso inodoro de Duchamp hasta la actualidad, miles de artistas apuestan por formas no convencionales de hacer arte y esto conlleva a la discusión sobre qué es entonces el arte.
Algo así sucedió en el Museo LAM de Países Bajos cuando un técnico de ascensores decidió tirar a la basura la obra “Todos los buenos momentos que pasamos juntos” del artista francés Alexandre Lavet. El técnico vio dos latas de cerveza -ambas abiertas, vacías y una de ellas abollada- y entendió que se trataba de desechos.
En el comunicado que extendió el museo, describieron esta obra como dos latas “meticulosamente pintadas a mano con acrílicos, con cada detalle cuidadosamente replicado”. En cuanto al sentido, explicaron que “para el artista, las latas simbolizan recuerdos preciados compartidos con queridos amigos”.
Esta obra ingresó al museo dentro de una colección que tiene como temática “la comida y el consumo”. Además, se encontraba instalada dentro de un ascensor, por lo que la equivocación del técnico se presenta más que lógica.
La directora del museo, Sietske van Zanten, explicó: “Nuestro arte anima a los visitantes a ver los objetos cotidianos desde una nueva perspectiva. Al exponer obras de arte en lugares inesperados, amplificamos esta experiencia y mantenemos alerta a los visitantes”.
Finalmente, comunicaron que la obra se pudo recuperar sin problema y que no hubo rencores con el técnico: “Simplemente estaba haciendo su trabajo de buena fe. En cierto modo, es un testimonio de la eficacia del arte de Alexandre Lavet”.