Este año los Street Photography Awards volvieron a premiar a los mejores fotógrafos y fotógrafas del mundo que justamente retratan la vida urbana. Con miradas disímiles y diversas, desde diferentes partes del mundo y con técnicas variadas, los renombrados premios de fotografía mostraron las imágenes que dejó la pandemia y las diferentes formas de retratar las ciudades y sus actores. El mundo urbano se ha vuelto uno de los más elegidos para ser fotografiado, algo que habilita estas imágenes como documentos históricos y coetáneos de realidades, colores, situaciones y experiencias.
Con una gran cantidad de propuestas atractivas y superadoras, el ganador de este año en la categoría Series fue el fotógrafo estadounidense Dimitri Mellos con su obra titulada Oblivious City, en la que ofrece un retrato moderno y cotidiano de la ciudad de Nueva York con una impronta muy propia que deja de lado las clásicas representaciones de este espacio para otorgar una visión contemporánea, despojada y realista en la que los humanos que transitan las calles tienen una presencia fundamental.
Sobre la misma, el artista que se concentra en el propio flujo de las calles y las conexiones entre los transeúntes, expresó: “Camino por las calles de Nueva York y fotografío extraños. Me abandono y fluyo. Estas fotografías son tanto retratos de personas individuales como retratos de momentos del ser. Son mi débil protesta contra el olvido de la ciudad“.
En cuanto al premio para fotografía individual, el mismo fue para Maude Bardet de Países Bajos que retrató una subasta de cabras en Nizwa con una poderosa imagen que condensa en sí misma el dinamismo, la efervescencia y una experiencia que parece tratarse de un lenguaje cinematográfico. Entre los finalistas también se encontraron Paul Kessel de Estados Unidos, Andrea Pier de Italia, Bartosz Swiatnicki de Polonia, Akib Amjad de Bangladesh y David Fidalgo de España, entre otros.
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