El 6 de diciembre de este año a punto de finalizar se realizó el cierre de la 5ta edición del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella.
Un nuevo componente se agrega a esta experiencia pensada para artistas que transitan por el circuito local: la presencia de un grupo pequeño de curadores y críticos, curadores o críticos, curadores-críticos que acompañan y transitan a la par este camino de aprendizaje y metamorfosis profesional.
Un tema global: “Comunidades Alternativas”. Y tres disparadores: una visita del grupo de artistas y curadores a la comunidad Velatropa (un grupo experimental ecológico que vive y convive en la costanera norte de Ciudad Universitaria), y dos visitas de intelectuales de diferentes ramas a los talleres de la Universidad. El escritor Osvaldo Baigorria (autor de “Sobre Sanchéz”, 2012 y testigo presencial de una comunidad anarquista ecológica en Canadá) y el licenciado en Ciencias Políticas y Sociología Diego Stulwark (quien ha desarrollado una importante trayectoria en su producción intelectual vinculada a los movimientos sociales en la Argentina y América Latina en conjunto).
Estos estímulos derivaron de la “comunidad alternativa” a “la fuga” de dicha comunidad. La necesidad de pertenecer y al mismo tiempo huir de ese lugar de pertenencia se dio naturalmente, evidenciando las tensiones de la vida en sociedad.
El programa de la Di Tella se propone pensar el trabajo de los artistas y los curadores a la par, rompiendo con los esquemas del prejuicio del curador grande y el artista pequeño, ó un curador por encima del artista. Los ejercicios realizados durante el año resultaron en lo que los curadores de “Uno solo y varios lobos” calificaron como “una práctica curatorial en forma de sparring”, donde el ejercicio curatorial se desarrolló a la par de los procesos de producción artística.
Con una historia reciente de las muestras realizadas por los programas de años anteriores (bajo diferentes formatos la idea del programa se mantiene desde el 2009) y una historia anterior que remite a los “míticos” y alucinógenos años ´60 (tal vez más míticos para aquellos que no tuvimos la oportunidad de vivirlos), el programa de este año se propone innovar no sólo con la incorporación de los curadores sino con la invitación a profesionales de otras ramas –un escritor, un poeta y un arquitecto/investigador- para que abrieran el evento de inauguración.
Un conversatorio preliminar que circundó sobre distintos temas como: el ping-pong de recortes de relatos de Osvaldo Baigorria, autor de Sobre Sánchez (un relato de géneros múltiples que transita la vida de Néstor Sánchez, un escritor que escapa de la Argentina buscando una revelación espiritual y luego de transitar una y mil vidas y dejar la escritura, retorna al país para publicar su último libro. Poco después se pierde su rastro); la exposición del arquitecto Javier Fernández Castro del proyecto de investigación de “regularización” de la Villa 31 que comienza en el año 2002 y continúa hasta el presente, donde habló sobre la comunidad que habita la villa de emergencia (una emergencia que comenzó como transitoria pero que con el tiempo y el devenir del país se ha vuelto permanente), de la solidaridad – hipocresía de la comunidad vecinal y las políticas o ausencia de las mismas sobre el tema. Finalmente, tuvo la palabra el poeta y profesor Guillermo Piro quien reflexionó sobre la posible existencia de “comunidades de poetas”. Piro encuentra una comunidad poética en los 70, y explica que fue a partir de esa oscuridad vivida que los poetas se reunían para EJERCER la libertad. El docente llamó a los jóvenes a autogenerar la oscuridad en una época de “completa libertad”.
En un mundo del arte que ya cuenta con más de 40 años de posmodernidad y tránsito por este laberinto del arte contemporáneo, esta invitación a exponer distintos proyectos de otras áreas que transitan la tensión entre “comunidad” y “fuga” se vuelve mucho más contemporáneo que el mismo circuito cerrado.