En 1990, Yoko Ono puso en marcha un proyecto artístico que tenía como objetivo agrupar todos los deseos de la gente para volcarlos en un edificio ubicado en Islandia. En este proyecto los protagonistas eran los “árboles de los deseos”, ubicados en diversos lugares del mundo para que las personas pudieron colocar allí sus pedidos.
En 2007, Ono inauguró una serie de árboles en Washington (Estados Unidos) como parte de una exhibición en conmemoración del festival Nacional de Cerezos en Flor. Uno de esos árboles está ubicado en el Hirshhorn Sculpture Garden, donde año a año una inmensa cantidad de gente cuelga papeles blancos llenos de deseos.
Este año, y por primera vez desde el 2007, el árbol de los deseos se extenderá a la virtualidad. Durante lo que resta de abril, el museo –con el permiso de Ono- aceptará deseos escritos a través de Instagram con el hashtag #WishTreeDC para transferirlos al árbol.
Luego, los enviarán al edificio Imagine Peace Tower –en las afueras de Reykjavik (Islandia)-, para que se unan a los millones de deseos que ya están allí guardados. Como parte de esta experiencia, el museo invitó a varios artistas a participar, entre ellos Jenny Holzer, Charles Gaines, Byron Kim, Huma Bhabha y Ugo Rondinone, quienes también contribuyeron con deseos.
Algunos de ellos fueron compartidos de manera online para apreciar las diferencias de los pedidos. Mientras que algunos son más idealistas -Kim desea que la gente se preocupe más por la unidad que la diversidad-, otros como Bhabha apelan a expresar sueños imposibles, como poder hablar con los animales. Por su parte, Rondinone directamente quisiera saltearse todo el siglo 21.