El vínculo entre la política y el cine de terror no es un fenómeno reciente, tiene largas décadas en la historia del género. Desde los inicios del género, las películas buscaron abordar las nociones del bien y del mal a través de elementos que corresponden a las ideas hegemónicas de cada época.
No podemos hablar de terror sin citar a Hitchcock: el director británico mostró a través de sus villanos una relación compleja entre los hechos narrados y los procesos de identificación moral, tanto de sus personajes como de los espectadores. El estreno de Psicosis (Psycho, 1960) marcó un cambio definitivo para el cine de terror al incorporar al espectador y su mirada cómplice como parte de una dimensión que termina de dar sentido a la historia. A partir de ese momento, el vínculo entre el terror y la política se volvió mucho más claro. La manera de representar al otro de forma monstruosa responde a criterios de la mirada política en cada contexto histórico y sirve, además, para mostrarse a uno mismo a través de sus diferencias.
Estos últimos años tuvimos muchas producciones que pusieron en el centro de la escena temas de relevancia contemporánea. No se trata solo de “dar miedo” y abusar del jumpscare como recurso de impacto inmediato: los trasfondos políticos y sociales también pueden ser aterradores. A continuación, elegimos tres películas de la última década con una profunda crítica social sobre procesos políticos contemporáneos para ver, horrorizarse, analizar y pensar.
Su casa
2020 – Dir: Rami Weeks. Disponible en Netflix.
His House, la ópera prima de Remi Weekes, tuvo su estreno mundial en Netflix a pocos días de la celebración de Halloween. Una pareja joven escapa de la guerra de Sudán del Sur y logra arribar a Inglaterra. En su viaje por mar abierto a bordo de un bote, pierden a su hija, una tragedia que los atormenta. Consiguen asilo como refugiados en una casa de un barrio periférico ofrecida por el Gobierno británico donde comienza a desarrollarse la historia.
Weekes narra a través del terror y el drama social los problemas que atraviesan los inmigrantes en su intento por adaptarse a una vida nueva y completamente diferente. El director británico se mete de lleno en los conflictos de identidad cultural frente al paternalismo de las autoridades británicas y de sus ciudadanos. His House aparece en pleno contexto de Brexit (a meses de su consumación definitiva), y muestra cómo la xenofobia parece ser transmitida de forma cultural y social.
¡Huye!
2017 – Dir: Jordan Peele. Disponible en Google Play y Claro Video.
Get Out! es el debut del comediante Jordan Peele en el género terror. Se estrenó durante el primer mes de la presidencia de Donald Trump y tiene al racismo como eje principal. Un joven afroamericano viaja con su novia hacia la casa de campo de su familia blanca y adinerada para conocerlos por primera vez. En el camino, él le pregunta con preocupación si sus padres saben sobre su color de piel, pero ella lo tranquiliza y le afirma que es algo sin importancia porque no son racistas. Al llegar, el joven se ve agobiado por el excesivo buen trato que recibe, y la tensión crece cuando el padre de su novia afirma que “votaría a Obama por tercera vez”.
Lo que muestra Peele en Get Out! es la experiencia vital en carne propia de lo que es ser afroamericano en Estados Unidos, incluso en la era post-Obama. Esta crítica a la elite liberal plantea la idea de imposición hegemónica del pensamiento blanco en toda “conciencia negra”. La película va más allá de lo que las típicas representaciones clichés de Hollywood nos tienen acostumbrados, presentando una narración inteligente con un mensaje directo.
La bruja
2015 – Dir: Robert Eggers. Disponible en Netflix y Google Play.
También disponible en el catálogo de Netflix, The VVitch retrata la vida de una familia puritana y ultracatólica de la Nueva Inglaterra del siglo XVII en una humilde casa cercana a un bosque. Cuando el bebé recién nacido desaparece y los cultivos no crecen, comienzan los problemas y las sospechas recaen sobre la única hija adolescente.
A través de una clásica representación del ideal de bruja, Robert Eggers propone una revisión feminista de las leyendas basándose en documentación real recogida de los juzgados de la época. Se da un contraste interesante entre las costumbres religiosas de la familia y la conformación identitaria de las brujas, como un proceso de construcción social arraigado a la cultura.