Parte de la magia del cine es que, mientras nos divierte o cuenta historias de lo más dramáticas, puede trasladarnos de lugar o, incluso, de época, como es el caso de las tres películas que tenemos para recomendarte hoy.
Legítimo rey
2018 – Dir: David Mackenzie
Escocia, año 1304. Tras la ejecución de William Wallace, obligado a entrar en batalla para salvar a su familia, su gente y su país de la tiránica ocupación inglesa, Robert the Bruce se apodera de la corona de la Escocia medieval y lidera a un grupo de hombres insurgentes para enfrentar la ira del ejército más fuerte del mundo conducido por el despiadado rey Eduardo I y su débil hijo, el príncipe de Gales.
El baile de los 41
2020 – Dir: David Pablos
Esta película basada en hechos reales se centra en un extracto de la vida del empresario Ignacio de la Torre, quien se convirtió en el yerno de Porfirio Díaz al unirse con su hija predilecta. El matrimonio pronto se viene a pique cuando Ignacio decide vivir en habitaciones separadas y no dormir en casa por estar de copas con un selecto grupo de caballeros de la alta sociedad porfiriana. En la familia y en la calles corren rumores de la homosexualidad del protagonista, manteniendo una relación secreta con el político Evaristo Rivas. El escándalo realmente explota cuando la policía realiza una redada en una casa de la colonia Tabacalera de la Ciudad de México: ahí se topan con una fiesta en la que se encuentran 41 hombres, varios de ellos vestidos de mujer. Entre las personas que son arrestadas esa noche se encuentra el esposo de la hija del presidente.
Akelarre
2020 – Dir: Pablo Agüero
A comienzos del siglo XVII, entre el sur de Francia y el norte de España, la Inquisición realizó la mayor persecución contra las mujeres consideradas brujas. Concretamente en 1609 en el País Vasco, Ana, una joven de 20 años, es arrestada tras acudir a una fiesta nocturna acusada de brujería por el juez Pierre de Lancre, uno de los más célebres de la época. Víctima de una máquina judicial imparable, Ana poco a poco se va metiendo en un juego que se vuelve cada vez más íntimo.
Leé nuestra crítica de Akelarre: “Brujas somos todas”.