David Cronenberg, quien hoy cumple 81 años, es uno de los directores más peculiares del cine contemporáneo. Su obra de culto tiene una etapa fundamental en la década de los 80, acompasada con la renovación de la ciencia ficción, y muchos lo han coronado como el padre del body horror.
Este subgénero del terror muestra deformaciones del cuerpo humano, apela a la intervención y lo extremadamente explícito y en el cine de Cronenberg se mezcla con la reflexión sobre la condición humana, con el erotismo y con las preguntas acerca de los límites físicos y filosóficos que implica ser un humano.
A continuación, 5 escenas fundamentales para comprender y conocer el estilo de Cronenberg.
Explosión de la cabeza (Scanners, 1981)
Este es uno de los films en el que la tecnología invade el cuerpo humano y así nace el mal. La película cuenta la historia de un grupo de personas que son denominados scanners y que tienen la capacidad de controlar mentes e incluso causar la muerte.
La muestra del gran poder de los scanners se puede ver en una magistral escena de suspenso y gore en el que a uno de los personajes le explota la cabeza por obra del control de uno de estos seres.
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Transformación (La mosca, 1986)
En este film la metamorfosis tiene un rol central, pues sigue la historia de un hombre que paulatinamente va dejando su condición humana para mutar en un insecto. Este proceso es parte de un experimento científico fallido y luego de ir sufriendo diferentes mutaciones, finalmente se convierte en una mosca. Cronenberg encuentra la manera justa de imprimir su sello distintivo en torno al body horror.
Toma del accidente (Crash, 1996)
Entre las películas más retorcidas de la filmografía de Cronenberg se cuenta Crash, la historia de un hombre que sufre un accidente automovilístico y, a partir de ese momento, comienza a vincularse con una mujer que estuvo en el mismo hecho. Para ellos, los choques de autos se vuelven una obsesión sexual y uno de los momentos clave y más bizarros de la narración es cuando acuden a la recreación del accidente en el que murió Jayne Mansfield.
“Larga vida a la carne” (Videodrome, 1983)
La obra maestra del body horror, Videodrome, es un verdadero tratado sobre la intervención de la máquina en el cuerpo del humano. Para finalizar esta declaración pesimista sobre el futuro, el director elige una escena magistral: el protagonista viendo su propio suicidio en la televisión y luego replicándolo en la “realidad” mientras pronuncia la frase: “Larga vida a la carne”.
Performance en vivo (Crímenes del futuro, 2022)
En el film más reciente de Cronenberg, el body horror y el sexo siguen siendo centrales. Con algunas reminiscencias a Crash, esta película plantea que en un futuro habrá cuerpos más evolucionados que otros y esto impactará en sus órganos. Así, la pareja protagonista se dedica a hacer performances con público en las que ella extirpa y trabaja con los órganos de él en vivo, como si estuviera en una suerte de quirófano.
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