El espanto
Sección: Competencia argentina – Un pequeño pueblo de curanderos como escenario de una enfermedad que enferma al cine de hibridez, ya que con elementos del documental puede describir los más profundos síntomas de la mano de la extrañeza de sus habitantes y entrar en el terreno pantanoso de la ficción, donde todo se hunde y se enferma. Leyendas urbanas y relatos ilustran la incógnita de una construcción escalonada, en bloques de diferentes tamaños que van alternando uno con otro la información que ayuda al avance de una narración documental. Se ilustra la palidez, el mito y una soledad medicinal que hace que los vecinos se conviertan en doctores, lo extraño en cotidiano, la noche en día y el espanto en enfermedad.
El relato es construido por una serie de entrevistas, sin preguntas, solo respuestas. La entrevistadora es la cámara y el entrevistado el misterio, compuesto de varias voces, varios supuestos, trabas e inseguridades, dudas, silencios, lamentos y cierto temor ojeroso. La tormenta en el campo, los truenos en un cielo rosa, el canto de los grillos, el frío, la soledad de un portón que se baja para decir hasta mañana. El pueblo es constructor de información en cuanto cada bloque de información oral calla para detenerse a escuchar el viento. El espanto es inmenso en el campo porque tiene mucho lugar para correr y esconderse en casas donde abunda la fe. Una enfermedad que solo uno sabe curar, los demás curanderos prefieren callar, no entremeterse en lo extraño ya siendo extraño lo que ellos mismos hacen; y si lo extraño no quiere convivir con algo más extraño, para el espectador es atrapante ya que a todos nos gusta el misterio que nos puede dar una película. Salimos enfermos de la sala.
La diversidad de los personajes abunda como los sonidos, como las certezas de la noche que cuando llueve calla a los grillos, un lugar rico en dudas es un lugar con mil verdades todas iguales.
Dir: Martín Benchimol, Pablo Aparo
Para volver a ver: Martes 25, 15.15hs, Village Recoleta 5 – Jueves 27, 20hs, Arteplex Belgrano 3
Una aventura simple
Sección: Competencia internacional – Una nueva ópera prima argentina: BAFICI le da la oportunidad a varios directores a sacar a la luz del día, o mejor dicho, a la luz de la noche del interior de la sala, nuevos proyectos interesantes para empezar a dar sus primeros pasos. Una aventura simple, como su título refiere cuenta aquella epopeya que vincula idas y vueltas en el tiempo, gracias al montaje, más bien a unos carteles que nos dicen dónde y cuándo estamos con la arqueología, pero no aburrida, sino de la mano de sus aventureros, que en un pequeño viaje en busca del padre de una chica, empiezan a adentrarse en la selva y entre los mosquitos y la adolescencia van a dejar fluir algo más liviano, algo más simple, algo más lindo.
Una vieja investigación por parte de su padre desaparecido es el puntapié inicial para que la hija decida ir en su búsqueda con su compañero. Pero la aventura se va planeando y mientras tanto viven otra aventura mayor como lo es la simpleza, vivir, bailar abrazados, disfrutar, no dejando de ser jóvenes en el futuro pero siendo iguales que hoy. Se ríen pero también lloran, son chicos perdidos en la ciudad que van a buscar perderse en la selva, la aventura es encontrar. Encontrarse. Una aventura en la ciudad, el absurdo y el misterio van a la par como un chico en bicicleta a toda velocidad con su perro; viajes de todo tipo, velocidades diferentes en la unificación del plano. Es una aventura simple, pero en la simpleza pasa de todo. Se recorre una ciudad del futuro pero igual a la de hoy. Nos reímos en el futuro igual a como hoy.
Hay mensajes inscriptos en el absurdo, un lenguaje delirante que se vuelve divertido al agitar un árbol de un lado a otro. Una aventura si es simple siempre está llena de detalles que se hacen grandes para abarcar la ausencia de lo gigante y ahí es cuando entran las cosas que se hacen a un costado por las aventuras complejas. Lo contrario a lo simple es la preocupación por mantener la inequidad entre escenas, lo simple es dejar el misterio para ponerse a jugar a la pelota, que las pistas conduzcan una sonrisa o aquellos pequeños momentos de alegría y de alivio, donde las lágrimas se mezclan con el agua del río.
Dir: Ignacio Ceroi
Para volver a ver: Martes 25, 15.30hs, Village Recoleta 7 – Miércoles 26, 17.30hs, Village Recoleta 7