Dune, la novela de ciencia ficción de Frank Herbert, volvió a estar en boca de todos hace un tiempo cuando se confirmó que el cineasta Denis Villeneuve preparaba su propia película sobre la obra, largometraje que recientemente se estrenó en el Festival de Cine de Venecia. No cabe duda que, desde su publicación en 1965, Dune ha inspirado a distintos artistas y uno de ellos fue Hayao Miyazaki, director de cine de animación, animador, ilustrador, mangaka y productor de anime japonés que también fue el cofundador del famoso Studio Ghibli.
En 1984, el nipón le presentó al mundo Nausicaä del Valle del Viento, film que él mismo dirigió y escribió, y para el cual tomó inspiración de la obra de Herbert. A menudo considerada como la primera película de Studio Ghibli (cabe mencionar que si bien no fue así, el éxito en taquilla del largometraje le dio a Miyazaki los fondos para cofundar el estudio de animación un año después), Nausicaä tiene muchos cruces con la novela de Herbert: ecología y medio ambiente, la caída de los imperios, Mesías eco-guerreros.
A las similitudes se suma que la historia se desarrolla en una Tierra post-apocalíptica, donde la humanidad ha sido invadida por una vasta jungla tóxica plagada de insectos mutantes gigantes. Así, Miyazaki buscó crear una película que reflejara sus propios sentimientos contra la guerra. En lo que respecta a los protagonistas, ambos son dos jóvenes príncipes que deben luchar contra la amenaza que atenta contra ellos y los suyos, sumando así un paralelismo más con la obra de Herbert.
Sin embargo, no todo son similitudes entre la novela y la película, ya que en esta última los villanos que quieren destruir el bosque no son malévolos, sino que más bien están equivocados al creer que están ayudando a la humanidad, mientras que los enemigos de Paul y compañía en Dune quieren tomar el control del universo.