Daniel Hendler volvió a la dirección con 27 noches, un drama con tintes de comedia que aborda un caso real y tiene a Marilú Marini como gran protagonista. El film se basa en el libro homónimo de Natalia Zito y cuenta la historia de una adinerada mujer de 83 años que fue internada en un neuropsiquiátrico con un diagnóstico erróneo. Sus hijas —interpretadas por Carla Peterson y Paula Grinszpan— deciden internarla para evitar que se gaste su fortuna, que se case o siga donando dinero y pertenencias de alto valor a su grupo de amigos bohemios. Pero ella está dispuesta a luchar por su libertad con uñas y dientes. Así entra en escena el perito que debe evaluarla (Hendler), un hombre completamente opuesto a la protagonista, que aprenderá a vivir más libremente gracias a la relación que entabla con ella.
La película de Hendler tiene dos ejes principales: la concepción de la vejez en la sociedad y la relatividad de los parámetros de la salud mental. Martha Hoffman, la protagonista de esta historia, se presenta como una mujer excéntrica, lo que para muchos puede ser sinónimo de locura, sobre todo en una etapa de la vida en la que se supone que el sexo, las fiestas y las amistades pierden preponderancia. Martha está lejos del estereotipo de la “abuelita”: es libertina, hace con su dinero lo que quiere, explota su capital erótico, bebe, sale de fiesta y es una figura clave del arte under de Buenos Aires.
Si bien el personaje de Martha puede resultar inverosímil por momentos, es el más complejo e interesante de todos. Mientras que las hijas están construidas como un estereotipo plano de avaras y el perito es un hombre miedoso, perdedor y neurótico, la protagonista desarrolla múltiples aristas: es extrema tanto en su libertad como en su frialdad hacia sus hijas. Sus amigos son su cofradía, pero también ejerce cierto despotismo con ellos y con sus hijas, imponiendo sus formas extravagantes al temeroso perito, que terminará dando saltos al vacío al aprender de ella.
27 noches presenta una serie de fortalezas: la primera es la actuación de Marini, seguida del planteo reflexivo en torno a la intervención del Estado frente a las injusticias vinculadas con la salud mental, y finalmente, el cuestionamiento a los parámetros de la locura. Aun así, es un film que no deja de tener el sello de Netflix, con una estructura narrativa convencional: momentos absurdos, escenas angustiantes, costumbrismo e incluso un clímax previsible con resolución satisfactoria. Dicho esto, 27 noches posee un gran encanto gracias a sus personajes y a la inquietante historia real que la inspira, consolidándose como una de las producciones nacionales del año que vale la pena no perderse.
