Don’t Worry Darling (No te preocupes, cariño en su traducción local) sigue al feliz y joven matrimonio de Alice (Florence Pugh) y Jack (Harry Styles), quienes residen en la selecta comunidad Victoria, creada por el misterioso Frank (Chris Pine) y donde unos pocos son elegidos para formar parte. Allí, los hombres van cada día a trabajar a un edificio en el desierto y nadie sabe qué es lo que hacen, mientras sus esposas preparan el hogar para recibirlos a su regreso.
La historia representa muchos roles dentro de la maternidad: una mujer que no quiere ser madre, otra que hará las locuras más inimaginables para no separarse de sus hijos, y otra que es fuertemente criticada por no cuidarlos como corresponde. Don’t Worry Darling utiliza la época en la que está ambientada para basar sus personajes en roles tradicionales. Aquí el hombre se debe desvivir para hacer feliz a su mujer, comprarle vestidos y adornarla para disfrutar de su belleza en sus escasos momentos libres.
Esta nueva dirección de Olivia Wilde, quien debutó como directora en Booksmart, lleva su sello feminista por doquier. Solo hace falta detenerse en las dos escenas sexuales que presenta la película y en cómo solamente muestran el placer femenino (de hecho, Jack nunca se quita la ropa y solo le interesa que sea su esposa quien goce). Otro signo de empoderamiento aparece en la cena laboral donde van las parejas más importantes y el personaje de Alice deja atónitos a sus invitados al sentarse en la cabecera, el lugar tradicional que debería haber ocupado su marido, no ella.
Es notorio el contraste de una Alice que recibe a Jack con una sonrisa, la casa perfectamente ordenada y un trago en la mano para él, con otra secuencia en la que los roles se invierten y es el hombre quien se queda en el hogar. Jack no es capaz ni de hacer una comida bajo la infantil excusa de “no sabía qué querías comer”. Esta crítica a la ignorancia masculina para manejar las tareas del hogar aparece como un insistente mensaje entre líneas, retratada junto a ejemplos femeninos que se desenvuelven con eficiencia y hasta pareciera que nacieron con el conocimiento de cómo usar una aspiradora.
Las palabras elegidas en el guion también critican la cultura machista eligiendo las expresiones que solo se utilizan para insultar a las mujeres: “loca”, “histérica”, “dramática”. Todo esto llaman a Florence Pugh, cuyo personaje retrata lo devastador que es ser silenciada y que todos digan que estás loca. Ya había demostrado en Midsommar (2019) que no tenía miedo de encarnar personajes en situaciones extremas, y su interpretación durante las alucinaciones o los exabruptos de Alice confirma una vez más su talento como actriz.
Por el lado de sus personajes masculinos, los hombres son mostrados como poderosos y exitosos trabajadores que manejan autos relucientes y tienen una misión importante. Pero también se muestra su lado ignorante en las tareas más básicas, como la escena en la que Jack no sabe hacer ni un puré de papa. Sin embargo, ellos son el grupo selecto que conoce los secretos en Victoria y los que podrían cambiar el mundo. No es casualidad que las mujeres estuvieran en las penumbras, sin ninguna información y, más importante, sin elección o poder alguno. En esta utopía, el mensaje central es que el mundo perfecto no puede coexistir con recuerdos de lo imperfecto.
Don’t Worry Darling está disponible en cines y pronto llegará a HBO Max.