Muy pocas veces se dan dos fenómenos en simultáneo tan gratos como importantes en una película de festival: el primero, que la elección de la fotografía en blanco y negro realmente le haga justicia al relato -que lo beneficie, lo enaltezca, lo enmarque-; el segundo, que Córdoba no esté representada ni con un acento exagerado ni con los paisajes urbanos de siempre. El verano más largo del mundo -la ópera prima de Alejandra Lipoma y Romina Vlachoff-, un mumblecore adorable y relajado, cuenta con ambos.
Centrada en la crisis treintañera de su protagonista Camila (Jazmín Carballo) y en una aventura que emprende junto al comiquísimo Julián (Santiago Zapata), la película recorre temas comunes con muchísima naturalidad, apelando no solo a un sinfín de referencias cinematográficas sino también a un guión hermosamente aggiornado a la época que transitamos. La construcción de los personajes merece mención aparte: hasta los diálogos de algún que otro personaje secundario están pensados para hacer reír, y hay pausas y silencios previos al comic relief que conectan rápidamente con el espectador, permitiéndole experimentar una escena cotidiana, cercana.
Con música, equipo técnico y elenco enteramente locales, El verano más largo del mundo logra un relato de ritmo perfecto, de esos que se agradecen entre tantas horas de sala. Una mirada fresca, de espíritu indie, de la ciudad de Córdoba y sus alrededores que mantiene la esperanza en el futuro.
El verano más largo del mundo, de Alejandra Lipoma y Romina Vlachoff
2024 – Argentina
Sección: Óperas primas
Seguí la cobertura del 25 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente en este enlace.