“Cuando te miro, siento que estoy vagando. Sos como un paisaje. Un paisaje cambiante y accidentado”. El primer largometraje de la parisina Anaïs Tellenne, que formó parte de la Selección Oficial del 80° Festival Internacional de Cine de Venecia de 2023, ofrece lo que podría considerarse una versión moderna de La bella y la bestia.
Raphael es el casero longevo, mastodóntico y tuerto de una mansión (casi) deshabitada en el medio del campo francés. Tiene casi 60 años, vive con una madre manipuladora, aparentemente desde siempre, y realiza sus quehaceres con dedicación, mas no con entusiasmo; a Raphael le cuesta encontrarle sentido incluso al sexo frecuente que mantiene con la cartera del pueblo. Simplemente, no le pasa nada, “No siente fuego en el estómago”. Cuando una noche tormentosa es arrancado de la cama a bocinazos por su jefa, la artista conceptual Garance Chaptel, Raphael dejará incluso de dormir.
En una relación que se transforma constantemente entre musa-artista (hasta con los personajes cambiando de roles), L’Homme de argile aborda con gran sensibilidad ese proceso en donde redescubrimos nuestro propio reflejo a partir de la mirada de un otro. Es esencialmente una película de amor, con los respectivos destellos cómicos que hacen a la identidad del cine francés: la naturalización del absurdo y la ironía que se ríe de desgracias. Lo que Raphael y Garance hacen por el otro es mucho más importante que el final feliz; sin embargo, Tellenne demuestra una sincera empatía con sus personajes, que distan de ser perfectos. Los protagonistas se inspiran mutuamente para ser mejores. Garance encuentra en su golem a un hombre-músico, un hombre-amante, un hombre que llora, que desea y que sueña. Raphael encuentra en su madame un placer al que jamás se ha sometido: el de haberse enamorado. Se han salvado la vida. Otra particularidad que comparten es el vínculo con sus cuerpos: cada uno lleva las marcas de su propia guerra personal, como un mapa de lo que ha vivido.
Con una puesta de cámara intimista y cargada de colores pasteles analógicos que todo lo tiñen, la película propone encontrar un ápice de belleza en un mundo horrible y hostil. La gaita de Raphael suena como lamento de un monstruo herido, creando un leitmotiv muy potente a nivel emocional en las escenas donde suena.
Con la cintura cinematográfica suficiente para retratar las tensiones de una relación inesperada (y su desenlace), Tellenne hace una película profundamente piadosa y formidable sobre cómo los humanos nos percibimos a nosotros mismos.
L’Homme de argile, de Anaïs Tellenne
2024 – Francia
Sección: Competencia oficial internacional
Seguí la cobertura del 25 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente en este enlace.