Adrián Suar es conocido en el cine y la televisión argentina por interpretar antihéroes, por configurar historias judeo argentinas y también, fuera de la pantalla, por ser uno de los más grandes empresarios del entretenimiento. En Mazel Tov -la segunda película que dirige- reúne todas las características por las que es conocido, pero las explota de un modo más efectivo y profundo.
Mazel Tov cuenta la historia de Darío, un hombre de mediana edad que vive en Estados Unidos y regresa a Argentina para el casamiento de su hermana y el bat de su sobrina. Sin embargo, antes de llegar se entera que su padre ha muerto. Al arribar se encuentra con sus tres hermanos, con quienes tiene conflictos. Darío está decidido a reconciliarse con el mayor -interpretado por un sobresaliente Fernán Mirás-, pero su personalidad conflictiva se interpone constantemente.

La nueva propuesta de Suar tiene la impronta del humor judío, con fuertes reminiscencias a las neurosis de Woody Allen, que sirve de influencia para la creación del personaje tanto en su egocentrismo como en su antiheroismo. Además, tiene un estilo a lo Noah Baumbach y dramas familiares como Los Meyerowitz. De todos modos, Suar encuentra su sello en la actuación y la dirección con un film mainstream muy interesante.
El vínculo entre los hermanos, las tradiciones judías, la desestabilización del orden cuando fallece el patriarca y la pregunta de si la familia debería ser un amor incondicional, son algunas de las temáticas que despliega este film. Mazel Tov funciona como propuesta para el gran público pero también propone tensiones filosóficas a través de los personajes de Suar y Mirás, que exponen una problemática particular fácilmente convertible en una realidad universal.
Mazel Tov llega a los cines el jueves 17 de abril.