Jorge Buriard lleva una vida aburguesada y normal. Un día es contactado por una mujer, que asegura que su hijo lleva su mismo nombre -el de Jorge -y que, además, comparten similitudes físicas, incluso “energéticas”. Quizás estén emparentados, sin saberlo. Quizás haya secretos familiares o, incluso, una muerte trágica de la que poco se sabe.
El primer largometraje de ficción del chileno Alberto Hayden es difícil de categorizar, ya que juega con elementos cinematográficos disímiles entre sí, presentando una especie de “monstruo de géneros”. Una luz negra es de esas películas donde a partir de cierto punto todo cambia; pero no en el sentido literal de una ruptura narrativa o un punto de giro, sino en la progresía de la tensión absoluta que va erosionando sobre la trama a tal punto que la transforma. Lo que comienza como un drama corriente con pizcas de esoterismo deviene en un profundo ejercicio de las relaciones humanas, de los duelos, del amor.
A nivel técnico, dos recursos mantienen funcionando este in crescendo a lo largo de sus 77 minutos: los planos eternamente sostenidos, que le permiten al espectador analizar cada detalle del decorado, cada elemento sonoro de la banda. Hasta se emplea el tiempo real de acciones mínimas, como el de ponerse una zapatilla o atarse el pelo, creando una atmósfera peculiar. El segundo recurso importante es lo que se deja de lado, es decir, el fuera de campo. La puesta de cámara recurre a lo que queda fuera de la escena para dejar algunos nudos de la historia a libre interpretación.
Lejos de subestimar al espectador, las situaciones y los personajes encierran un misterio que acrecienta a medida que se suceden. Cuando pensamos que la historia se develó, un protagonista pierde centralidad para darle paso a otro, y así se sostiene, de liana en liana, para culminar en un retrato más íntimo y sombrío. La película juega constantemente con lo que el espectador no sabe, no termina de entender o no tiene permitido ver.
Una luz negra combina la tensión del thriller con un trasfondo melancólico y profundo donde no es tan fácil distinguir lo vivo de lo muerto.
Una luz negra, de Alberto Hayden
2024 – Chile
Sección: Competencia oficial internacional
Seguí la cobertura del 25 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente en este enlace.