Días atrás, Netflix estrenó El hombre que amaba los platos voladores, película basada en la vida del reportero José de Zer. El film argentino dirigido por Diego Lerman es una rareza dentro del mundo de las biopics, ya que recoge datos con los que recrea una época y una figura pero también vira hacia el cine de género.
El cine fantástico o de ciencia ficción es difícil de asociar a una película biográfica, pero Lerman ensaya esta combinación en una película construida como un gran atractivo para las grandes audiencias -hay momentos de emotividad, escenas eróticas y otros recursos propios del cine de entretenimiento- corriéndose de los estereotipos esperables de una biopic nacional.
Leonardo Sbaraglia brilla al interpretar a José de Zer, el reportero de televisión que en los años 90 se instaló en el cerro Uritorco de las sierras de Córdoba para registrar la supuesta existencia de OVNIS y extraterrestres en la zona. Lerman y Sbaraglia construyen un carácter que oscila constantemente entre héroe y antihéroe.
Este film argentino aborda la sed por el éxito y la necesidad de crear ficción para atrapar a televidentes -temática central en La sustancia, Late Night with the Devil y Maxxxine-. Por momentos, la biopic deja de lado la fidelidad a los hechos para convertirse en una extensión del sensacionalismo del reportero argentino, con condimentos de la ciencia ficción.
Se destacan en el elenco muchos actores y actrices cordobeses, entre ellos Daniel Aráoz y la gran Eva Bianco -parte de películas como El escuerzo y Las cosas indefinidas-. Además, está Mónica Ayos, una inclusión necesaria para la pintura de época de la televisión y el espectáculo argentino.
El hombre que amaba los platos voladores es una oda a la ficción que construyen las pantallas y un recorte de la vida de José de Zer en el ojo personal de Lerman. Esta película es un planteo superador al de las típicas biopics que terminan siendo una recolección de datos de la vida de una personalidad popular.