Entre la grandilocuencia de muchas de las películas nominadas a los Oscar 2024 se encuentra esta pequeña historia que es Los que se quedan, una propuesta humanista y delicada que nos lleva a la emoción, la tristeza y finalmente nos reconforta con el cariño.
Este es un film con el sello de Alexander Payne, también director de Nebraska, Entre copas, Las confesiones del Sr. Schmidt, entre otros films. Como en toda su filmografía, el director estadounidense se acerca lo más que puede al ser humano, con una cámara que no juzga pero que parece contener a sus personajes.
Los protagonistas de las películas de Payne nunca están dentro de la norma: alguna o varias características de su personalidad los hacen estar por fuera de lo establecido y esto implica siempre un sufrimiento.
En Los que se quedan, Paul Giamatti interpreta a Paul, profesor de un colegio secundario de Massachusetts que funciona como internado para varones. En el marco del receso por las fiestas de fin de año, todos los alumnos y profesores regresan a sus casas, excepto aquellos que no tienen dónde ir y deben permanecer en la institución.
Paul es el docente designado para quedarse al cuidado de los chicos, pero deberá encargarse de solo uno: un adolescente con dinero, engreído y con el que se ha enfrentado durante las clases. Además, se quedará dentro del colegio Mary, una de las cocineras.
La película narra el lazo que establecerán estos personajes quebrados en su interior y endurecidos en el exterior. Por diversas razones, los tres están solos en un mundo que se presenta cada vez más crudo: el telón de fondo es la guerra de Vietnam y un Estados Unidos convulso, con una sociedad en decadencia y una premonición de un futuro devastador para los jóvenes.
La decisión más inteligente y acertada de Payne para esta historia es el diseño de sus personajes: el joven que todo lo tiene pero cuya madre prefiere expulsarlo de su vida mientras vacaciona con su nueva pareja; la mujer que perdió a su hijo y sobrevive en un letargo constante y el hombre que no tiene ningún tipo de entorno, parece repeler el amor y cuenta con un pasado oculto.
Todos son disímiles, hasta opuestos por momentos, y parecen estar enfrentados por no comprenderse o por el arrebato de protegerse de todo lo que los rodea. Así, Los que se quedan muestra la suerte de guarida que nace entre los tres de manera paulatina y orgánica, lo cual hace que la trama y las transformaciones de los personajes sean verosímiles.
Además, sale del clásico relato de Hollywood sobre maestros que cambian la vida de los alumnos y se presentan como excepcionales, pues el personaje de Paul está lejos de dicha excepcionalidad. Lo nuevo de Payne se destaca no por su originalidad o extravagancia, sino por su sensibilidad y lo terriblemente humana que es.
En las aristas que la componen yace la idea de la complejidad del ser humano y su comportamiento social, si bien nos propone que es el vínculo con los demás lo que puede rompernos, es también la relación con el otro lo que puede salvarnos.