Dune es una de las películas más anómalas dentro de la filmografía de David Lynch. La adaptación a la pantalla de la obra de Frank Herbert llegó en 1984 y se aleja de muchos de los aspectos que conforman la autoría del director estadounidense. El film de ciencia ficción es uno de los menos recordados de su carrera y, para él, representa una suerte de fracaso creativo.
En una nueva entrevista con Wild Card with Rachel Martin de NPR, el director de Carretera perdida habló de su experiencia trabajando con una producción de esta envergadura, un film que llegó a sus manos luego de varios intentos fallidos.
“Yo ya sabía que uno tenía que tener un corte final antes de firmar para hacer una película como Dune. Pero, por alguna razón, creí que todo iba a estar bien y no puse el corte final en mi contrato. Y, como terminó siendo, Dune no fue la película que yo quería hacer, porque no tuve voz en la decisión final”, explicó el cineasta.
“Así que eso es una lección que sabía incluso de antes, pero no hay forma. ¿Por qué alguien trabajaría durante tres años en algo que no es suyo? ¿Por qué hacer eso? Fracasé. Y fue todo mi culpa por no poner eso en el contrato“, concluyó.
Lynch es un director con libertad creativa, con una estética y narrativa que escapa a los postulados del mainstream y del cine comercial, por lo que su experiencia con Dune no fue exactamente positiva. Previamente, en diálogo con The Hollywood Reporter, afirmó que la película fue “un fracaso total” para él, a pesar de que “ciertas partes” le gustaron mucho.