Hay problemáticas que no conocen fronteras y hay giros simples que pueden dar vuelta toda una vida: hubo un error en un hospital maternal en Japón y dos bebés fueron entregados a la familia incorrecta. A partir de este conflicto, el último film de Hirokazu Koreeda se construye como un bello retrato sobre la idiosincrasia nipona que trabaja con temas relacionados a la paternidad (mucho más que la maternidad, lamentablemente), el orgullo y hasta la felicidad misma. De tal padre, tal hijo es una película que es, al mismo tiempo, una pregunta retórica. De la trama surgen y se plantean interminables interrogantes que Koreeda no se gasta en responder literalmente, dejando que la sensibilidad del espectador interprete los problemas y las sensaciones por cuenta propia. La obra, en realidad, no es más que una sensible observación sobre la vida de dos familias de distintos estratos sociales que deben decidir qué hacer con el hecho de no haber estado criando a sus hijos naturales durante seis años. La historia, guionada por el cineasta japonés pone en juego cuestiones relacionadas a la herencia y a la pertenencia que interpelarían a cualquier padre o madre alrededor del mundo.