Netflix sumó a su catálogo Descansa en paz, Dick Johnson, un film documental que trabaja la idea de la vida y la muerte desde un lugar tan inusual como dulce e incómodo. La premisa es desde ya extraña: Kirsten Johnson filma a su padre en el ocaso de su vida, muriendo de diferentes maneras. Mientras Dick Johnson se va deteriorando, perdiendo la memoria y la autonomía, su hija lo graba desde la fantasía, aventurando sus posibles maneras de morir.
En Sundance, la película se llevó el Premio especial del jurado a “Mejor documental estadounidense” por su innovación en narrativas de no ficción. Kirsten Johnson aborda la inevitable desaparición de su padre con un documental íntimo y fantástico, casi infantil por momentos.
Mientras conocemos quién es y quién fue C. Richard Johnson, asistimos a los momentos finales de su vida que su hija, antes que ocultarlos, los expone y potencia. Como si se tratara de un montaje de David LaChapelle, por momentos el film nos muestra la llegada de Dick al paraíso, donde lo esperan su difunta esposa, figuras de la cultura, bellas modelos y papel picado. La idea celebratoria de la muerte de estas imágenes cambian el código narrativo del documental, que por momentos también tiene palabras frías y sinceras de Kirsten: “Mi padre va a morir, pero nunca lo vamos a aceptar”.
La originalidad de Dick Johnson is Dead (título original del film) es que lejos de evitar la idea de la muerte, la anticipa y permite así un tránsito anticipado del duelo. La directora juega con las miles maneras de morir como si se tratara de un show sensacionalista, mientras se divierte junto a su padre y se va a acercando a cómo sería el momento de su deceso, incluso muestra lo bien que quedaría reposando en un ataúd. La sonrisa cada vez más infantil de Dick es un leit motiv que la cámara capta en múltiples ocasiones, contrastando con el título de una película al menos provocadora entre el morbo y la ternura. Con un relato en clave íntima, la realizadora construye una comedia: un documental que se arriesga a lo fantástico, pero construido sobre los pilares de un tierno morbo, dos conceptos aparentemente irreconciliables.
Dick Johnson is Dead es un fresco relato documental, arriesgado en su planteo pero amable para el espectador. Marca el camino hacia la muerte, pero jamás niega la vida. Es una de las joyitas a las que Netflix apuesta de tanto en tanto, de corte indie y portadora de un planteo alternativo.