Durante el último mes y medio se ha hablado mucho sobre las películas de superhéroes dados los comentarios que Martin Scorsese y demás figuras del ambiente hollywoodense hicieron sobre estas producciones. Pero muchísimo antes que el ganador del Oscar y demás criticaran las cintas inspiradas en personajes de cómics, Alan Moore, el escritor de historietas como Watchmen y V for Vendetta hizo lo propio.
En una entrevista otorgada en 2017 al medio Folha de São Paulo y que resurgió recientemente gracias al blog Alan Moore World, el inglés fue contundente al decir: “Creo que el impacto de los superhéroes en la cultura popular es tremendamente vergonzoso y no un poco preocupante.”
“Si bien estos personajes originalmente estaban perfectamente adaptados para estimular la imaginación de su audiencia de doce o trece años, el übermenschen franquiciado hoy, dirigido a una audiencia supuestamente adulta, parece estar cumpliendo algún tipo de función diferente y satisfaciendo diferentes necesidades“, agregó.
Acto seguido, el artista prosiguió: “Principalmente, las películas de superhéroes del mercado masivo parecen estar incitando a un público que no desea renunciar a su infancia relativamente tranquilizadora o el siglo XX relativamente tranquilizador. La continua popularidad de estas películas para mí sugiere algún tipo de estado deliberado, autoimpuesto de detención emocional, combinado con una condición adormecedora de estasis cultural que se puede presenciar en los cómics, películas, música popular y, de hecho, en todo el espectro cultural. Los propios superhéroes, en gran parte escritos y dibujados por creadores que nunca han defendido sus propios derechos contra las compañías que los emplean, y mucho menos los derechos de Jack Kirby o Jerry Siegel o Joe Schuster, parecen ser empleados en gran medida como compensadores de cobardía. Tal vez un poco como la pistola en la mesita de noche. También quisiera señalar que, salvo por un puñado de personajes no blancos (y creadores no blancos), estos libros y estos personajes icónicos siguen siendo los sueños supremacistas blancos de la raza maestra. De hecho, creo que se puede hacer un buen argumento de que El nacimiento de una nación de D.W. Griffith fue la primera película estadounidense de superhéroes, y el punto de origen de todas esas capas y máscaras.”
Por otro lado, cabe recordar que en el 2014, en una conversación con el escritor Pádraig Ó Méalóid, Moore sostuvo que “los superhéroes son una catástrofe cultural.”
“Para mí, abrazar lo que son sin ambages personajes infantiles de mediados del siglo XX indica una retirada de las abrumadoras complejidades de la existencia moderna. Me parece que una parte muy significativa del público, renunciando a comprender el mundo en el que viven, ha razonado que sí puede entender los vastos, vacuos, pero al menos ‘finitos’ universos presentes en Marvel o DC Comics. Me gustaría indicar también que esto es potencialmente catastrófico, pues nos encontramos con la nostalgia del siglo pasado dominando posesivamente el ámbito cultural y negándose a permitir que esta era sin precedentes desarrolle una cultura propia, relevante y suficiente para los tiempos que corren”, expresó en aquella oportunidad.