El exorcista es una película controversial por varias razones. Así como abrió una puerta al cine de terror sobre posesiones -con una influencia que sigue hasta hoy-, la obra maestra de William Friedkin implicó el desarrollo de aspectos terroríficos también detrás de la pantalla. Si pensamos en el rodaje, centrado en una niña de apenas 12 años, podemos imaginar que sería imposible de realizar hoy. Como podemos imaginar, conseguir la actriz correcta para semejante papel no fue tarea fácil.
En 1971, dos años antes del estreno del film, William Peter Blattym publicó la novela homónima que dio lugar a la taquillera película. Warner Bros. no perdió tiempo en notar que esta sería una apuesta segura para el cine y terminó contratando a Friedkin como director.
Luego de tener decidido el elenco completo –Ellen Burstyn encarnaría a la madre de Regan, Jason Miller al padre Karras y Max von Sydow sería el padre Merrin-, faltaba la niña endemoniada. Para el casting, la producción recibió videos de más de 600 niñas, entre ellas las luego reconocidas Laura Dern y Melanie Griffith, pero ninguna daba con lo que Friedkin tenía en la cabeza.
Casi azarosamente, llegó Linda Blair con su madre y se presentaron ante Friedkin. El realizador la entrevistó de una manera poco adecuada para una niña pero se aseguró de que ambas supieran a qué se estaban sometiendo. Preguntó a la niña si sabía de qué se trataba el libro, qué le debería hacer a su madre en la ficción y si sabía qué era masturbarse.
“Desde el momento en que entró por la puerta supe que era ella”, fue la declaración de Friedkin en el marco del 45 aniversario del aclamado film. Lo cierto es que la vida después de El Exorcista no depararía buenos hechos para Blair. No solo que el rodaje fue de una alta exigencia -colmado de escenas inadecuadas y traumáticas para una niña-, sino que su vida estuvo signada por los escándalos sexuales, drogas y este único éxito cinematográfico.
Blair parece haber quedado en el imaginario colectivo como una niña de 12 años tomada por el demonio y cuyo resto de vida se resumió a la locura e imposibilidad de ser parte del star system.
En la actualidad, el trabajo que Blair realizó en el film sería impensado en el cine, no solo por las altas exigencias sino por la sexualización que implicó su interpretación con escenas como la del tomógrafo, la de la masturbación y la de los maltratos a su madre. Vale aclarar que algunas de ellas fueron interpretadas por dobles -como la de “la araña” en la escalera que estuvo a cargo de una contorsionista- y en otras fue reemplazada por muñecos -el momento en que Regan gira su cabeza-. Por último, la voz gutural que escuchamos fue obra de otra mujer.
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