En agosto de 1968 distintos grupos activistas de izquierda se organizaron para manifestarse en el Congreso Nacional Demócrata en Chicago contra el flagelo de la Guerra de Vietnam. Lo que se planeó como una manifestación pacífica y de visibilización de ideas terminó con grandes disturbios y con ocho hombres imputados. El juicio a ellos es lo que relata la nueva película de Netflix, El juicio de los 7 de Chicago, dirigida por Aaron Sorkin.
Cada tanto el gigante del streaming entrega un fuerte plato cinematográfico y este es el caso de El juicio de los 7 de Chicago. El film llega con una fuerte historia basada en hechos reales, que el mismo Steven Spielberg tuvo la intención de llevar al cine en el pasado, y logra retratar un convulso momento de la historia de Estados Unidos del Siglo XX. Con el asesinato de Martin Luther King, el nacimiento de grupos activistas como las Panteras Negras, el movimiento yippie y las ideas de izquierda progresistas reflotando en una sociedad corrompida y dividida por la guerra, se cuece lo que sería un juicio histórico, absurdo en muchos aspectos y ridículamente extenso. Sorkin relata en poco más de dos horas de metraje este jucio, a cargo del juez demente y prácticamente senil Julius Hoffman, interpretado por Frank Langella, y expone un contexto histórico político digno de ver.
La película cuenta con un elenco infalible: Eddie Redmayne en el rol del activista socio-político Tom Hayden; Sacha Baron Cohen, quien por supuesto aporta una línea cómica de gran calidad al film, interpretando a Abbie Hoffman, un activista yippie fundador del Partido Internacional de la Juventud; Jeremy Strong como Jerry Rubin; John Carroll Lynch en rol de David Dellinger; Mark Rylance como William Kunstler; Joseph Gordon-Levitt en el papel de Richard Schultz; Langella como el mencionado juez; y Michael Keaton como Ramsey Clark. Este gran grupo de actores representa a los nombres más importantes que protagonizaron el evento histórico.
El film recoge datos fidedignos para hacerlos parte de la historia, aunque por supuesto acude a las licencias de la ficción. Uno de los aspectos históricos que mejor trabaja la película de Sorkin es la presencia de Bobby Seale, cofundador de las Panteras Negras, quien en un principio fue juzgado por matar a un policía y luego quedó fuera del juicio, dejando así a los siete de Chicago. Sin embargo, la figura de Seale encierra uno de los aspectos más políticos de esta historia y es el momento en que es amordazado en pleno juicio por orden del juez, momento que el film retrata de maravilla.
El juicio de los 7 de Chicago es una película de juicio, de esas de las que Hollywood gusta muchísimo, con altos momentos emocionales y dramáticos (sobre todo su final) pero con una gran historia que contar.
El film incluye imágenes de archivo para exponer los enfrentamientos ideológicos internos entre los grupos activistas, la denuncia social y política de la época. La película tiene grandes momentos al estilo del Nuevo Hollywood, como su propio comienzo o la testificación del personaje de Sacha Baron Cohen. La historia real cuenta que los siete en cuestión fueron juzgados por Conspiración para cruzar fronteras estatales para incitar la violencia. El saldo fue un juicio de meses que concluyó en febrero de 1970 con cinco de los acusados declarados culpables de incitación a la violencia y recibiendo una pena de cinco años de prisión.