Netflix estrenó la película chilena El lugar de la otra, una historia de época y de corte feminista dirigida por Maite Alberdi. “Chile, 1955. Cuando la popular escritora María Carolina Geel asesina a su amante, el caso cautiva a Mercedes, la tímida actuaria del juez encargado del caso. Después de visitar el departamento de la escritora, Mercedes comienza a cuestionar su vida, identidad y el rol de la mujer en la sociedad al encontrar en ese hogar un oasis de libertad”, reza la sinopsis.
La película toma como puntapié el libro Las Homicidas de Alia Trabucco, el cual aborda el homicidio que cometió Geel el 14 de abril de 1955. La escritora chilena, quien en ese momento solo había publicado tres obras, asesinó a su amante, Roberto Pumarino Valenzuela, en el café del famoso hotel Crillón de Santiago de Chile.
Un crimen resonante
El crimen resonó no solo por lo inesperado sino también porque parecía no haber explicación alguna para la decisión de la escritora. Cuando ella no quiso declarar sobre las razones que la llevaron a asesinar a su pareja -con quien supuestamente mantenía un vínculo armonioso-, las deducciones apuntaron a su salud mental.
Su pareja tenía 10 años menos que ella y acababa de separarse de su esposa para empezar una relación con Geel fuera del adulterio. Según expresaron los testigos en ese momento, aquella tarde infame tomaron el té de manera completamente normal, hasta que la escritora sacó un revolver de su bolso y le disparó a su pareja hasta matarla.
Condena e indulto
Por este acto la autora fue condenada a tres años de prisión, pero no cumplió la condena completa gracias al indulto que pidió su coterránea, la escritora Gabriela Mistral. Durante su tiempo tras las rejas, Geel escribió Cárcel de mujeres, el cual demostró que no tenía problemas de salud mental, por lo que las teorías de los medios comenzaron a apuntar hacia otro lado.
¿Un crimen para impulsar su carrera?
Los medios empezaron a creer que el móvil para el asesinato habría sido empujar su carrera literaria, ya que antes del crimen gozaba de un éxito moderado. Lo cierto es que nunca se conocieron las razones que llevaron a matar a su amante, pero tanto la investigación como la cobertura periodística del caso estuvieron signados por una clara misoginia.