¡Cuarta entrega del especial del indie norteamericano! Y como no podía faltar en una lista como ésta, el maestro Gus Van Sant con uno de sus films más aclamados: Elephant (Gus Van Sant, 2003). Las masacres en las escuelas como resultado del bully es un problema recurrente para los Estados Unidos. Pero uno de los sucesos más escalofriantes y que le dio letra al cine fue la matanza ocurrida en el Instituto de Columbine. El director toma lo ocurrido para ficcionarlo en una película impecablemente estética y conmovedora. Desde el punto de vista de distintos estudiantes comunes y corrientes se realiza una muestra de una escuela tipo norteamericana en la que se producirá una masacre. El universo escolar es presentado desde distintas perspectivas y vemos cómo cada participante vive el espacio desde distintos lugares, atendiendo a distintas cosas. Aparecen las típicas chicas tontas y populares, la chica marginada, las víctimas del bully, el bonito de la escuela, etc. Todos estereotipos que contribuyen a explicar el desenlace. Como es recurrente en la obra del director encontramos retazos de vidas, micro historias que implican distintas perspectivas. Pero es notorio cómo cada personaje (excepto John) vive la experiencia escolar desde la individualidad, sin poder registrar o conectarse con el otro. Los momentos de relación entre ellos son cuasi banales. En relación a esto, es interesante ver cómo la matanza se lleva a cabo también como una acción más, se efectúa desde la naturalidad y desde el ámbito de lo necesario. No hay preguntas ni respuestas, avisos o declaraciones. Así como cada uno transita la vida individualmente, la masacre es un tránsito más. También es llamativo (y por momentos aburrido) la poca expresividad de todos los personajes, lo cual se conecta con este tránsito de inercia que experimentan. Están construidos desde una expresión distinta y sintética, desde el escaso dialogo, y la mínima relación.En cuanto a la estética que siempre es un elemento más que privilegiado para Van Sant, este es un film en el que definitivamente le da una importancia mayúscula. A pesar de la poca presencia de la de música, el ambiente es creado a partir de una atmósfera con colores saturados, espacios fríos y extensos. La ropa de los personajes contribuye mucho a esta creación estética ya que son estridentes y tiene mucha presencia. En este sentido, podemos pensar que la escuela se propone como otro personaje más y no con poca importancia. Es la escuela la que funciona, en algún punto, como testigo y alberga todos los detalles individuales. Este sintetismo, los pocos espacios, el mínimo diálogo, la estética concreta, etc., logra sin dudas un film más que bello estéticamente, abordando una temática delicada desde el espacio de lo no catastrófico. La matanza no es el centro del film, sino la experiencia de cada alumno dentro del espacio escolar: las hostilidades, las diferencias, las construcciones, los proyectos, los problemas con los que lidian cada uno, etc. Aparece el bully, aparecen las patologías y los estímulos (como el video nazi que los dos próximos asesinos miran muy atentamente) pero no hay un mensaje moralista, mucho menos nacionalista, ni tampoco tradicionalmente emocional. Aquí es donde vemos la influencia del indie que toma un tema ya tratado, que podría ser abordado desde lo catastrófico por el mainstream, pero que aquí tienen lugar de privilegio otros elementos. No es cine catástrofe ni sensiblería extrema. La sensibilidad en Gus Van Sant se logra con lo concreto y sintético y así llega a lo bello.
Elephant
Gus Van Sant – 2003