Vivimos días de crisis mundial. Los gobiernos de todo el mundo debaten la manera de frenar la caída libre y evitar la recesión mundial, o aún peor… la contracción. Pero, ¿qué pasaría si mañana, nos depertáramos y no hubiera abastecimiento en las gasolineras?. ¿Qué le ocurriría a la civilización?. ¿Cómo reaccionaríamos?.
El cine independiente americano, ya ha explorado esa posibilidad, en la muy apocalíptica Tooth & Nail (Mark Young – 2007). Un drama con tintes post nucleares que presentaba un mundo devastado por la falta de combustible y convertido en un páramo donde una pandilla de caníbales psicópatas, adelantándose a lo que luego sería The Road (John Hillcoat – 2009) y probablemente inspirado por la misma novela de Cormac McCarthy e inspirado cláramente en la franquicia Mad Max El cine de Maryland, que últimamente nos viene deleitando con títulos de bajo presupuesto, pero bien ralizados, nos brinda en Empty, un análisis de la sociedad americana bajo una crisis global, que esta vez no está producida por un virus, unos extraterrestres ni un agresivo meteorito, sino por un desabastecimiento de suministro de combustible en Estados Unidos. El argumento, es sobrio, sencillo, y cautivador. Piper y Dell (Jon Carlo) es una pareja que decide pasar una semana acampada en los Apalaches, se adivina una decadencia en la relación que les impulsa a regresar a la civilización para darse cuenta de que no hay combustible en las gasolineras del país.
En la línea de la reciente Stake Land (Jim Mickle – 2010) observamos un análisis de la sociedad estadounidense, donde, a lo largo de las peripecias de los protagonistas,se irán encontrando con los defectos al desnudo de lo que caracterizan los Estados Unidos de hoy. Así, el capitalismo salvaje queda reflejado en el propietario de un motel, la posesión indiscriminada de armas encuentra argumentos en contra para acabar finalmente, con la impotencia de sentirse dependientes de la estructura de una nación. Poco a poco, va quedando patente que las diferencias entre Piper y Dell son irreconciliables, conforme van polarizando su actitud ante los eventos que se les presentan. Y es con esos ojos con los que hay que ver esta película. No espere el espectador efectos especiales (mínimos) ni una poderosa fotografía ni violencia extrema, sino la desazón el saber que al final, uno depende de sí mismo y de sus actos.
Bien conducida por Carl Drury , nos encontraremos a una conocida del cine de horror independiente, ya que Piper es interpretada por Ashley Williams, que no es otra que la atormentada Lindsay en la controvertida cinta de culto The Human Centipede (Tom Six -2009). Por otra parte, Jon Carlo, lleva a cabo una muy buena interpretación del personaje de Dell, en lo que supone un viaje personal hacia la barbarie. Resumiendo. No esperemos ver una cinta que marque un antes y un después en la historia del cine, ni mucho menos, pero disfrutaremos mucho en el momento que tratemos de captar el mensaje que trata de transmitirnos, y que puede dar lugar a un extraordinario coloquio posterior.