Hace poco menos de una semana, Netflix sumó a su catálogo Enola Holmes, su film basado en las aventuras de la hermana adolescente del reconocido detective escritas por Nancy Springer.
Con Millie Bobby Brown, Sam Claflin y Henry Cavill como las caras principales, el largometraje no tardó en convertirse en un éxito dentro de la plataforma del gigante del streaming on demand, lo que llevó a la actriz británica a hablar sobre la posibilidad de que la cinta tenga una secuela.
En una conversación con Deadline, la intérprete de Eleven en Stranger Things y el director de la película, Harry Bradbeer, aseguraron que “hay más historia que contar” sobre la pequeña investigadora.
“La historia no ha acabado aún”, reconoció Brown y agregó:
“Ella no creció, no hay conclusión. Creo que siempre será alguien que está evolucionando, pero definitivamente hay algo más que mostrar en pantalla”.
“A Harry y a mí nos ha encantado trabajar juntos, así que tiene que pasar. Harry, tenemos un email que enviar…”, agregó la nacida en España, pero criada en Inglaterra, a lo que el cineasta contestó: “Sí, absolutamente”.
Por otro lado, Millie también contó cómo fue que conoció las historias de Enola Holmes y relató el proceso que derivó en el ahora popular film.
“Leí los libros con mi hermana hace unos cinco años, y como que nos miramos entre nosotras y pensé: ‘Quiero interpretar esto’. Pero yo tenía 11, 12 años y el personaje tenía 16, así que siempre supe que sería más una ambición futura para mí. Realmente solo había estado haciendo Stranger Things en ese momento y estaba a punto de hacer mi primera película, Godzilla: King of the Monsters, pero los libros me sorprendieron. Simplemente no estaba realmente concentrada en hacerlo todavía”, comentó.
Acto seguido, la artista de 16 años y productora del proyecto continuó: “Un día dije a mi padre: ‘Creo de verdad que tenemos que hacer esta película’. Él dijo que estaba bien, así que fue y encontró un estudio. Llegamos a un acuerdo con Legendary porque habíamos estado trabajando con ellos en Godzilla. Ellos siempre apreciaron mi visión y la valoraron, cosa que me encantó. Sabía que esto era algo de lo que podíamos y me sentía cómoda trabajando con ellos por nuestra relación previa. Después de eso encontramos a un guionista (Jack Thorne) y recuerdo que tuvimos esa extensa llamada mientras estaba en la piscina, hablando sobre romper la cuarta pared [del cine] y todo eso. Entonces, obviamente, encontramos a nuestro magnífico director, Harry Bradbeer, y a partir de ahí se convirtió en su historia. Tan pronto como se involucró, puso todas sus ideas encima de la mesa y yo probablemente estuve diez veces más emocionada porque eran muchas y genial, por lo que fue una colaboración real”.