El pasado 9 de marzo se llevó a cabo la ceremonia de premiación de los Golden Raspberry, más conocidos como Razzie, que premian a lo peor de la industria cinematográfica cada año. En esta edición una de las películas que arrasó fue Winnie The Pooh: Miel y Sangre, la versión terrorífica del tierno personaje creado por Alan Alexander Milne.
El film dirigido por Rhys Frake-Waterfield es una auténtica cinta clase B con grandes cuotas de gore, una trama débil pero que sirve para justificar los múltiples asesinatos a modo de slasher que suceden durante toda la cinta en manos de los animalitos.
De qué se trata
La película cuenta que, luego de que Christopher Robin abandone el Bosque de los cien acres, Winnie Pooh y compañía quedaron completamente abandonados, sufriendo hambre y tristeza. El tiempo pasó y la soledad los llevó a ser animales malvados.
Así los encontrará el joven que vuelve a visitar el bosque de su infancia junto a su novia. Lejos de encontrarse con adorables criaturas, deberá correr por su vida al igual que un grupo de jóvenes que se han instalado en una cabaña cercana, ya que estas criaturas tienen mucha sed de venganza.
La palabra del director
La película de terror se llevó los premios a Peor guion, Peor director, Peor remake, copia o secuela, Peor pareja en pantalla y Peor película. De todos modos, esto no impidió que ya se esté gestando una secuela, dado que fue un éxito de taquilla: costó 100 mil dólares y recaudó casi 5 millones a nivel mundial.
En diálogo con Variety, el director habló sobre el impacto de haber recibido tantos premios malos: “Me sorprende que nuestra película de micro presupuesto se compare con Hollywood, sin embargo no me importa el dudoso honor, ya que me sitúa en el mismo grupo de directores cuyo trabajo tanto admiro”.
Más allá de las malas críticas y los reconocimientos en los Razzie, Frake-Waterfield está concentrado en la secuela que contará con mayor presupuesto que la anterior y mostrará una versión mejorada de todos los personajes del bosque.