El pasado domingo -en el marco del ciclo Cine bajo la estrellas del Espacio INCAA- se estrenó en Villa María el documental Que no se acabe el show, un homenaje a Fabián Show, el artista de Bell Ville que se volvió una sensación de Internet. El film está dirigido por Daro Ceballos, realizador audiovisual que fundó la productora Otro Plan Films y que, de manera independiente, encaró el relato de la historia detrás del fenómeno.
Ceballos nació en Bell Ville, aunque desarrolla su carrera como cineasta en Villa María, por lo cual tuvo un interesante acceso a la figura de Fabián, a entrevistas con la familia y al desarrollo de cómo se gestó la carrera del singular cantante. Con un claro enfoque desde el homenaje, el cariño y el enaltecimiento de su figura, el director aborda los comienzos de Fabián Show, un hombre que oficiaba de jardinero y bicicletero pero que tenía muy clara su pasión por la música y la performance.
Sin estudios musicales, incluso sin talento para el canto, Fabián logró conquistar los corazones de su ciudad, luego de la provincia y del país, llegando a la televisión en programas como Peligro sin codificar.
Fabián era un fanático del cantante de cuarteto Sebastián y comenzó a cantar sus canciones acompañado de pistas, imitando sus trajes y yeites musicales, mientras que poco a poco comenzó a desarrollar su propio estilo, incluyendo en sus presentaciones bailes desopilantes que sin dudas robaban una sonrisa a la gente. Fue en 2016 que el cantante falleció a sus 48 años en un accidente de tránsito y sus videos comenzaron a circular por la web, convirtiéndose luego en gifs, memes y stickers.
Tal como lo muestra el documental, Fabián Show tiene el aura de los grandes artistas y las estrellas. Como muchas personas que lo conocieron de cerca declaran en el documental, el cantante hablaba de sí mismo en tercera persona, se vestía con gracia para salir a la calle ya que los vecinos lo frenaban para pedirle fotos y trabajaba activamente en la creación de sus vestuarios junto a la modista para quien cortaba el pasto. Pero, fundamentalmente, este personaje del interior que desoyó los cánones tradicionales de “buen artista” tuvo una profunda confianza en sí mismo y su arte bajo el lema de “No canto bien pero alegro a la gente”.
La función de presentación del film contó con una audiencia masiva, quienes se emocionaron mientras el film transcurría, cantaron las canciones clásicas de cuarteto, ovacionaron a Fabián y aplaudieron al ritmo de la música. La avant premiere de Que no se acabe el show no fue más que la reafirmación de la gran potencia de este personaje popular, mientras que el documental logra enaltecer a un artista a priori incorrecto, transgresor en sus formas y tan excéntrico como adorable.