Pocas biopics argentinas han tratado con tanta delicadeza y amor a un personaje histórico como la nueva película protagonizada por Natalia Oreiro sobre la vida de la cantante tropical Gilda. Lorena Muñoz (directora) y Natalia Oreiro (en el papel de Gilda) son las principales responsables de esto. Después de muchas propuestas para contar la singular historia de Gilda, el hijo de la Abanderada de la bailanta, se convenció de que esta propuesta era la mejor, la que más se acercaba a la verdadera Miriam.
La película justamente se acerca a Gilda más desde su lugar de Miriam: la madre, la maestra jardinera que en medio de una crisis existencial decide jugársela por la música, la mujer viviendo en la violencia de un marido opresor, la hija que pierde a su padre adorado muy tempranamente. También logra retratarse la faceta de Santa que se le atribuye desde antes de su muerte pero sobre todo la de la poderosa mujer que pudo contra todo en mundo tan particular como el de la bailanta; ese espacio plagado de violencia y machismo que forjaba los entre telones del ambiente tropical en los ‘90.
Así mismo el film cuenta con múltiples escenas musicales tanto desde la intimidad de la composición como de la puesta en la bailanta.
Natalia Oreiro brilla en una delicada interpretación de Gilda, utilizando en varias escenas los trajes originales de ella, cantando sus canciones y personificada tan cuidadosamente que impresiona el parecido.
La narrativa del film es de lo más interesante porque logra equilibrar la biografía tanto para quienes no conocen su historia como para los fieles seguidores. Hay varias escenas emocionalmente cargadas que logran sacarle varias lágrimas a cualquiera, moduladas con otras algo más cómicas y otras que se acercan al thriller. Gilda: no me arrepiento de este amor es una película emocionante e inspiradora, que hace honor a una figura hito de la cultura argentina.