Hemos visto ya millones de films sobre el holocausto nazi con todos los puntos de vista posibles, con bajo y alto presupuesto, sumamente violentas y las que no, buenas y malas, etc. Entonces, me resulta un tanto tedioso llegar al video club y encontrar otra película más sobre este tema. Pero el título God on trial (Enjuiciando a Dios, Danny DeEmmony, 2008) me llama bastante la atención.
Luego de ver esta Tv movie me he llevado una sorpresa tan grata, y he confirmado que hay posibilidad de innovar con mucho éxito en un tema tan tratado como lo es éste. Esta vez, el tópico se toma desde el punto de vista de la comunidad judía, en un estado de desesperanza total, con la certeza de que en un par de horas varios de ellos serán exterminados. La película transcurre casi íntegra en una habitación donde estaban recluidas las víticmas del holocausto, y prácticamente no aparece un nazi, al tiempo que las imágenes de la época retratada se mechan con imágenes actuales de un grupo de turistas que visitan un campo de concentración y que preguntan sobre una supuesta historia que cuenta sobre la vez que Dios fue juzgado, puesto a juicio por quienes estaban por perder la vida en ese momento.
Al instante el espectador se convierte en un testigo del juicio (con todas las solemnidades) que se llevará a cabo dentro de una habitación colmada de víctimas que acusan al Todopoderoso. A partir de aquí el desarrollo de la historia se vuelve particularmente interesante: los recluidos se organizan para llevar a cabo un juicio donde el acusado es Dios,y cada uno de ellos se vale de su profesión (rabinos, abogados, profesores, etc.) para cumplir una función en el juicio.
A raíz de esto se desata algo bastante inusual en las películas que tratan el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, y es que a cada personaje que interviene en el juicio (alrededor de 10) se le dedica su tiempo justo y considerable para desarrollar su carácter; no sólo se expone su posición con respecto al acusado sino que se dibuja su historia personal. Es decir que se deja de tomar la simple y tradicional oposición judíos-nazis, en la que cada grupo es sólo eso, un grupo, ya que la mayoría de las películas sobre holocausto retratan con detalle sólo a personaje principal. God on trial dedica una atención particular a cada carácter, y no se los toma ya sólo por un origen o una religión sino como simples personas en sufrimiento que se cuestionan a sí mismos y a aquella figura mítica que parecía ser el sustento de todo y que ya no es tan absoluta.
Escuchar con atención cada defensa es sumamente enriquecedor; está de más decir que se encontrarán todo tipo de posiciones y que la historia religiosa y la misma figura histórica de Dios jugarán un papel fundamental a la hora de juzgar al acusado. Agregado a esto nos encontramos con interpretaciones deleitantes de los actores (Dominic Cooper, Joseph Muir, Ashley Artus) que llevan a cabo papeles desprovistos de cualquier artificio, interpretando un total despojo de lo terrenal para centrarse en el plano de la trascendencia y ofreciendo una actuación puramente natural, que no deja de ser fabulosa y sumamente emotiva.
Otro punto interesante es que en ningún momento se pone en duda la existencia de Dios, sino que lo que se juzga es su supuesta bondad y el no cumplimiento del pacto con el pueblo judío.
Realmente vale la pena adentrarse en este fantástico juicio que contiene las preguntas y cuestionamiento que más de uno de nosotros nos hemos hecho. Es imposible no irse a la cama haciendo nuestro propio juicio a esta figura universal después de ver semejantes declaraciones.