Tras tocar techo con Cloverfield (2008), el subgénero del Metraje Encontrado (Found Footage), comienza a dar señales de desgaste. Desde la explosión del fenómeno Paranormal Activity (2007) y el subsecuente extiramiento de la franquicia, da la impresión de que hablar de mockmentary, la otra designación del falso documental empieza a caer poco a poco en la monotonía. Lo que es el género de terror por excelencia para algunos, presenta virtudes y desventajas a la hora de afrontar su realización. Virtudes porque los medios técnicos que se requieren, no son necesariamente lo más punteros, pero desventajas porque el más mínimo fallo argumental, el “raccord” más liviano, se ven multiplicados como en un gigantesco eco, y que es la causa de que finalmente, películas muy esperadas como Apollo 18 (2011) sean un fracaso a pesar de conseguir tener una fantástica ambientación, o que películas llenas de tópicos como Emergo (2011) se destaquen al haber prestado especial cuidado a estos detalles. La clave, a estas alturas de evolución, pasa a ser la innovación. En Sitges pudimos ver Troll Hunter, un falso documental de terror que (y esta es la novedad) tiene escenas realmente hilarantes. Lo mismo podríamos decir de las Haunting Movies, otro subgénero particular del cine de terror que hunde sus raices en el cine bélico de los años 40 (Objective, Burma! – 1945), en el que un grupo, numeroso en apariencia, va quedando reducido en su número hasta que repentinamente, la soledad de los supervivientes se hace manifiesta. Así, el término Hauting Movies juega con las palabras Hunting (cazar) y Haunted (encantado), para definir aquellas películas en las que un equipo va siendo sistemáticamente aniquilado. Como ejemplo, tendríamos House on Haunted Hill (1959) que tendría su remake en 1999, The Haunting, también de 1999 y tangente a estas últimas pero con muchos elementos en común, Alien (1979).
La innovación es la principal virtud de Grave Encounters (2011). Tomando como referencia el falso documental de fantasmas de las anteriormente mencionadas Emergo y Paranormal Activity y elementos del Haunting más extremo, The Vicious Brothers, los realizadores de esta película, consiguen darle un giro claustrofóbico muy innovador e interesante que hace que la película nos ofreca algo nuevo, y no otra secuencia seriada de sustos. El argumento es de un equipo de un reality show que se encierra en edificios encantados para rodar experiencias de ultratumba que se centran su programa en un hospital psiquiátrico abandonado. En las primeras escenas nos daremos cuenta de que son en realidad unos farsantes que no dudan en sobornar a un jardinero para que afirme haber visto un fantasma. La película deviene en lo ya previsto, pero conforme avanza la historia, van apareciendo elementos que es lo que la hacen novedosa hasta concluir en una curiosa secuencia final, alejada de los tópicos del género, y a la vez repleta de ellos. En Grave Encounters, el verdadero protagonista no son los investigadores, ni los fantasmas (a nadie se le escapa que tendrán apariciones estelares en la película), sino el edificio; un edificio claustrofóbico a la luz de los focos y deformado en una sucesión de pasillos laberínticos que confunden al espectador y le hacen alegrarse de no estar formando parte del equipo. Es por tanto, una correcta fusión de Haunting Movie y Found Footage pero que lo aleja de otro referente del género, The Blair Witch Project (1999). Con un metraje adecuado, y una fotografía justa, Grave Encounters nos hace pasar un mal rato, momentos de tensión, y nos hará saltar de nuestro asiento con frecuencia con buenas interpretaciones, llamando la atención la labor de Mackenzie Gray, con la doble interpretación de Houston, un mal actor contratado por el programa para meterse en la piel de un ficticio medium, que tendrá tiempo de arrepentirse de haber escogido esa profesión. … Y es que hay cosas con las que es preferible no hacer negocio.