Rocky es uno de los papeles más icónicos de la carrera de Sylvester Stallone y representa una de las películas más recordadas sobre el mundo del boxeo. Si bien el personaje principal es un hombre que deja todo por su sueño de volverse un boxeador profesional, la historia versa realmente sobre la lucha por lograr un sueño y comprometerse con ello para cambiar el destino.
En una primera instancia, Stallone ideó este guion con un escritor como protagonista, pero al elegir un luchador pensó que sus logros serían aún más palpables y menos metafóricos. Rocky fue el primer hit de la carrera del actor, cuya historia no difiere tanto de la del personaje ficcional, ya que él tuvo que pasar por duras situaciones para lograr su objetivo. De hecho, Stallone vendió por 50 dólares a su perro, Butkus, y no fue hasta que recibió dinero por el guion de Rocky que pudo recuperarlo.
Un homenaje que no pudo ser
Por eso, al momento de filmar la película, el actor de Rambo quiso homenajear a su mascota e incluirla en la escena más icónica del film: aquella en la que Rocky entrena y sube las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia. Sin embargo, se dio cuenta de que era prácticamente irrealizable. “¿No sería genial si salgo, estoy entrenando y agarro a mi perro, Butkus, que pesa unas 120 libras, y subo las escaleras? Tal vez sería genial, sería diferente, inusual. Luego, al final, Rocky podría correr con el perro y mostrar lo fuerte que es”, declaró Stallone (vía Far Out).
Y finalizó: “Empecé a correr por unos cuatro escalones y me di cuenta que no iba a poder cargar el perro. A no ser que se transformara en un chihuahua, estaba en un gran problema”. Si bien esta escena es la principal demostración del tesón y la fuerza de Rocky, cargar un perro Bullmastiff hubiera sido prácticamente inverosímil.