James Cameron es uno de los cineastas más representativos del mainstream de Hollywood. A pesar de haber filmado algunas de las películas más taquilleras de la historia -como Titanic y Avatar– el director se mantiene crítico en torno a las franquicias de la industria y las estrategias de marketing que exceden al cine en sí mismo.
Fue en una entrevista de años atrás para Spiegel Online que habló de cómo el asentamiento de una franquicia y una marca son fundamentales para asegurar un éxito en la pantalla grande:
“Todos en Hollywood saben lo importante que es que una película sea una marca antes de llegar a los cines. Si la marca ha estado dando vueltas, Harry Potter o Spider-Man por ejemplo, ya estás años luz adelantado. Y ahí reside el problema. Porque, desafortunadamente, estas franquicias se están volviendo cada vez más ridículas. Battleship. Esto degrada al cine. Ahora quieren llevar el videojuego Battleship al cine. Esto es pura desesperación”.
El director hizo referencia al film de 2012 dirigido por Peter Berg que está basado en el videojuego del mismo nombre y protagonizado por Taylor Kitsch, Brooklyn Decker, Alexander Skarsgård y Rihanna. Ciertamente, la adaptación de videojuegos a la pantalla grande y chica ha sido uno de los negocios más provechosos para Hollywood en los últimos años, aunque no todas las películas resultantes de adaptaciones caerían en la categoría de “degradación”.
Cameron también creó una marca
Por su parte, Cameron tampoco es ajeno a la creación de una marca para impulsar una película. Esto es lo que sucedió con Avatar, el film de 2009 que impulsó una saga aún no finalizada. Si bien la primera entrega logró sobresalir por su originalidad técnica y creativa, su segunda parte y las ya anunciadas arriban a los cines con una campaña de marketing muy similar a la de cualquier propuesta del Universo Cinematográfico de Marvel.