Alfred Hitchcock es uno de los grandes directores de la historia del cine. El británico, artífice de películas icónicas como Psycho, Vertigo y Rear Window, dejó una huella imborrable en la cinematografía mundial -especialmente dentro del suspense-.
Sin embargo, hay un film que será recordado como aquel que nunca llegó a hacer: Kaleidoscope. La historia de la película giraba en torno a un asesino serial de mujeres y se decía que iba a contener escenas de desnudez, necrofilia y violencia explícita.
La idea del film la había tomado de dos casos reales: Neville Heath y John George Haigh –conocido como “el asesino del baño de ácido”-, ambos asesinos seriales condenados a la horca a fines de los años 40. En los primeros borradores de guion que escribió, el director creó un personaje que asesinaba motivado por el agua. Pero además de violencia y sangre, el film iba a tener desnudos gráficos.
Era, sin dudas, un cambio rotundo en la filmografía del aclamado director y un proyecto muy ambicioso. Pero para la época -fines de los 60- esos elementos eran demasiado provocadores.
Hitchcock, que estaba deslumbrado por las corrientes cinematográficas europeas y quería volcar sus técnicas en este film, pretendía empezar a grabar Kaleidoscope en 1967.
Para ese momento, el director había recibido un Oscar honorífico, el premio Irving G. Thalberg e incluso ya se había publicado su famosa entrevista con François Truffaut. Sin embargo, y en paralelo a estos reconocimientos, sus últimas películas Marnie y Torn Curtain no habían sido bien recibidas por la crítica.
A pesar de tener un guion, fotos e incluso algo de material grabado, el proyecto no prosperó. Los productores de Universal rechazaron su guion y le dijeron que no podían permitirle filmar la película.
Años después, en su film Frenzy, el director terminó incorporando algunas ideas de Kaleidoscope, pero no de la manera que había pensado originalmente.