A lo largo de su extensa y ecléctica trayectoria, David Bowie hizo mucho más que canciones memorables. El virtuoso artista incursionó en otras disciplinas como la moda, la fotografía y el cine. En ese sentido, tuvo la oportunidad de participar en algunas películas, entre ellas The Man Who Fell to Earth.
La premisa de la historia es simple: un alien con forma humana llamado Thomas Jerome Newton aterriza en un pueblo de Nuevo México con la intención de conseguir agua para su planeta que sufre una catastrófica sequía.
En su paso por la Tierra, patenta la tecnología avanzada alienígena y se hace muy rico, hasta que conoce a la joven Mary-Lou, quien le introduce en los placeres terrenales de la televisión, el alcohol y el sexo.
La decisión de escoger a Bowie para el papel principal llegó después que el director Nicolas Roeg se topara con el documental Cracked Actor, el cual ilustraba el declive del artista por su adicción a la cocaína. “No quería un actor para la película. Quería a alguien que tuviera la posibilidad de ser único“, confesó. Bajo esa condición le envió un boceto del guion a Bowie.
“Me enviaron el guion e inmediatamente me intrigó el personaje de Newton que tenía un montón de cosas en común conmigo. Temía a los coches, pero le encantaba la velocidad. Físicamente era escuálido. Solo había un problema: odiaba el guion”, explicó el músico en una famosa entrevista con Cameron Crowe para Playboy en 1976.
Bowie grabó completamente drogado
El rodaje empezó en julio de 1975 y se prolongó más de 11 semanas. En una entrevista con The Telegraph, el cineasta declaró: “Llegué a creer que Bowie había llegado de otra galaxia. Su comportamiento social era extraordinario. Se trajo un tráiler lleno de libros y cosas; apenas se relacionaba con nadie. Parecía estar solo, como Newton en el film. No puedo imaginar a nadie más en ese papel. David Bowie es Thomas Newton”.
Bowie confesó que aspiraba al menos 10 gramos de cocaína por día y “no sabía realmente lo que estaba haciendo”. Lo único que recuerda es no haber tenido que actuar, sino simplemente “ser él”. En el libro Bowie at the Bijou relata: “Me dejé guiar por el instinto (…) Solo aprendía las frases del día y las decía como las sentía. Fue una buena exhibición de alguien que literalmente se siente apartado de todo. […]. Estuve completamente colocado de principio a fin“.