Una de las razones por las que el film Joker dio tanto que hablar el año pasado es su alto contenido político. El planteo de la génesis de un villano con una mirada alternativa, que propone la pertenencia a una minoría, una ciudad con estado ausente y finalmente la toma del poder popular por estas minorías bastardeadas, causó gran sensación entre críticos y audiencia. Hay una escena clave del film para este relato y es la de la protesta anárquica en la que cientos de ciudadanos se manifiestan usando la careta del Guasón como símbolo, entre medio del fuego y el desastre.
Como suele suceder a menudo, la ficción no se aleja de la realidad. En los últimos días, a partir del asesinato de George Floyd en manos de la policía de Mineápolis, las protestas populares han tomado más que relevancia. No solo que se vieron algunos manifestantes vestidos como el Joker sino que se ha viralizado un video que compara las escenas reales de protesta con la narrada por Todd Phillips en el film de 2019.
La revuelta popular ficcionalizada en Joker contiene más que una coincidencia con las imágenes conocidas en los últimos días, de un pueblo pidiendo justicia y tomando el poder frente a una autoridad racista y a un estado que no da respuestas frente a crímenes políticos.
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Al pensar en la problemática del racismo en Estados Unidos, también podemos citar el film de 2019 Queen & Slim, que narra en clave de road movie el escape de una pareja de negros (al estilo Bonnie & Clyde) luego de haber sido atacados gratuitamente por el poder policial. El film plantea una grieta social y política en la que la sociedad se manifiesta frente a la injusta persecución sobre los negros en los Estados Unidos, al tiempo que los protagonistas se vuelven héroes políticos.